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La temporada 2016/17 fue realmente frustrante para LaMarcus Aldridge, quien no estaba a gusto con su rol dentro del sistema de juego de los Spurs. A un punto tal habían escalado su disconformidad y su pérdida de confianza, que pidió ser traspasado en el último mercado de pases de verano, según el mismo Popovich comentó a lo largo de esta temporada con otra de sus frases célebres: "Si por vos consigo a Durant, yo mismo te llevo al aeropuerto".

Sin embargo, ahí no culminó todo. Fuentes de Bleacher Report confersaron que el interno habría llamado a Damian Lillard en ese mercado de verano previo al inicio de la actual temporada. La comunicación con su compañero tuvo como objetivo que éste hablara con el General Manager de los Blazers, Neil Olshey, para allanar un posible camino de regreso a la franquicia de Oregon. Este episodio demuestra la enorme brecha que se había abierto entre el jugar, el cuerpo técnico y la organización.

Sin emabrgo, pudo construirse un puente entre ambos extremos a partir de una charla entre el jugador y el entrenador Gregg Popovich. "A medida que avanzaban nuestras discusiones, para mí fue evidente que la culpa era mía. Ha estado jugando durante nueve años en la NBA. Y no voy a convertirle en otro jugador. Podría hacer otras cosas en la parte defensiva o en el rebote. Pero en ataque, le movía a todas partes. Fue muy tonto por mi parte", explicó el propio Pop. 

Tras ese mano a mano y algunos otros detalles que tuvieron un final feliz, Aldridge no solo decidió quedarse, sino que renovó por tres temporadas más con la franquicia texana. Está claro que su rol cambió y que, ante la baja indefinida de Kawhi Leonard, se convirtió el principal arma ofensiva del equipo, además del gran papel defensivo que suele desempeñar. Culminó la 2017/18 con un promedio de 23.1 puntos, 8.5 rebotes, 2 asistencias y 1.2 tapones, en 33.5 minutos en cancha.