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Un año y aún es difícil de asimilar. 365 días pasaron de uno de los sucesos más fatídicos en la historia del básquet. Hace exactamente un año Kobe Bryant, su hija Gigi y padres y compañeros de equipo de la joven, fallecieron tras sufrir un impactante accidente en helicóptero mientras viajaban a un partido de los chicos. Todavía es difícil caer en todo lo que pasó, pero es un hecho que la leyenda de la NBA ya no está con nosotros.

Hablar de este jugador es hablar de la historia de la liga. Un jugador que fue la cara de una franquicia durante 20 años y llegó a los libros grandes del básquet mundial. Cinco veces campeón de la NBA, dos veces MVP de las Finales, 18 veces en el All Star Game, cuatro ocasiones siendo el mejor jugador de ese partido, 2006 y 2007 siendo el máximo anotador de la NBA, formó parte del mejor quinteto en once años, en nueve estuvo en el mejor quinteto defensivo, líder de anotación en la historia de los Lakers, y mucho más.

No solo en la liga de Estados Unidos dejó una marca, sino que en la selección también será recordado. Solo nombrar el Dream Team viene a la cabeza la imagen de él ysus compañeros ganando medallas de oro. Beijing 2008 y Londres 2012 fueron los Juegos Olímpicos en el que el equipo del país norteamericano se llevó la máxima distinción.

Un competidor nato. Algo con lo que se lo comparaba con Michael Jordan, además de ese parecido dentro de la cancha mientras hacía unos movimientos muy parecidos a los de MJ. Una persona que se cansó de lograr cosas y aun así mostraba grandeza frente a otros rivales: “Si Manu Ginóbili no hubiese estado cerca, yo hoy tendría 10 anillos de la NBA”, dijo en 2019, meses antes del accidente.

Kobe dejó este mundo con 41 años, pero lo dejó físicamente porque se dice que uno muere cuando se olvidan de él, y es más que seguro que a nadie se le borrara el legado de este jugador que durante tantos años fue el sinónimo de básquet. The Black Mamba. El 8. El 24. Los Ángeles Lakers.