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San Antonio estaba cerca en el Oeste, pero amagaba más de lo concretaba. Solo con David Robinson no le alcanzaba para ser el contendiente al título que querían ser y por consiguiente hubo diferentes factores que cambiaron la vida de la franquicia por completo en una sola temporada.

El primer punto de todo esto es la lesión de David Robinson en la espalda que lo marginó del principio de la temporada 1996/97, donde los Spurs cayeron en 15 de los 18 primeros partidos sin el Almirante. Esto dio paso al segundo ítem importante de la historia, la destitución de Bob Hill, aquel entrenador que había llevado a la final al Magic de Shaq y Penny y en su lugar asume Gregg Popovich, quien estaba de GM de la franquicia.

A la espera de que Robinson regresara y enderezar la nave, los Spurs siguieron a los tumbos y cuando el pivote retornó, una lesión en el tobillo lo hizo perder otra gran cantidad de partidos y chau temporada. Allí San Antonio empezó a hacer todo lo posible para quedar en el fondo de la tabla y soñar con el uno del Draft siguiente, aquel que lo deje a las puertas de Tim Duncan.

La lotería les dio la bendición y se hicieron con el puesto uno del Draft de 1997 para cambiar su historia para siempre. Popovich viajó a Islas Vírgenes para convencer al pivote y contarle que haciendo dupla con Robinson, el título de la NBA era una cuestión de tiempo.

Dos años le llevó a Tim poder calzarse el primer anillo de campeón y con ese rápido espaldarzo, RC Buford y Gregg Popovich comenzaron a forjar la dinastía buscando jugador perimetrales que puedan dar más opciones al equipo. Allí confiaron y optaron por seleccionar a una argentino que anduvo bien en el Mundial U22 de Australia 1997, un tal Emanuel Ginobili, al quien adquirieron en la segunda ronda del Draft de 1999 con el puesto 57. Dos años después a quien eligieron fue a un base escurridizo francés en el puesto 27, un ignoto Tony Parker, sellando un dueto de apuestas que si estuvieran en un casino, al paso del tiempo hubieran hecho saltar la banca de todo lo que le dieron a la franquicia.

Un trío que hizo historia, que ganó cuatro títulos y forjó una dinastía, pero que sin duda tiene su piedra fundacional un 25 de junio de 1997 cuando Tim Duncan se transformó en un Spurs y el baloncesto conoció a unos de los mejores pivotes de todos los tiempos, mucho más que un simple número uno del Draft.