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La temporada de New York Knicks terminó con un sabor amargo al caer en el séptimo juego contra Indiana Pacers, 130-109. A pesar del esfuerzo titánico de sus jugadores, las lesiones continuas marcaron el destino del equipo y pusieron en tela de juicio los métodos de su entrenador, Tom Thibodeau.

El partido decisivo vio a un Indiana imparable en la ofensiva, con un 67% en tiros de campo y un 54% en triples. Los Knicks, por su parte, se encontraron nuevamente mermados por las ausencias y las lesiones en sus filas. OG Anunoby, quien había estado fuera por una lesión en el tendón de la corva, intentó jugar pero tuvo que retirarse tras cinco minutos. Josh Hart, lidiando con una distensión abdominal, no pudo ser un factor decisivo. Y Jalen Brunson, pilar del equipo en los playoffs con cinco partidos de más de 40 puntos, se fracturó la mano en la segunda mitad y no regresó al juego.

Las bajas de Julius Randle, Bojan Bogdanovic y Mitchell Robinson también pesaron. Randle, fuera desde enero por una dislocación de hombro, y Robinson, con múltiples cirugías en el tobillo, no pudieron aportar. Bogdanovic, lesionado en la primera ronda contra los 76ers, tampoco volvió a jugar.

Thibodeau, conocido por exprimir a sus jugadores al máximo, defendió el esfuerzo de su equipo: "Los muchachos dieron todo lo que tenían y eso es lo único que puedes pedir," afirmó. Sin embargo, esta filosofía ha sido cuestionada por muchos, quienes consideran que sus métodos contribuyen al alto número de lesiones.

Los jugadores, sin embargo, respaldan a su entrenador. Brunson destacó: "Thibs es la razón por la que luchamos cada noche, incluso cuando las cosas no nos favorecen. Nos asegura que tengamos la mentalidad correcta." Hart añadió: "Ha sido entrenador del año, nos llevó a los playoffs y, de no ser por las lesiones, podríamos haber llegado más lejos. Ha construido una base sólida."

Con Thibodeau a punto de entrar en el último año de su contrato, su futuro con los Knicks es incierto. Si bien ha llevado al equipo a los playoffs en tres de sus cuatro temporadas, las críticas a sus métodos persisten. La directiva de New York deberá decidir si seguir apostando por un entrenador que, a pesar de sus logros, genera tantas dudas como certezas.