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Manu Ginóbili siempre fue recordado por sus compañeros de la mejor manera. Siendo una persona ideal para tener al lado y trabajar día a día, una vez varios integrantes de la Generación Dorada contaron algunas experiencias que tuvieron al lado de Manu, reflejando el carácter y la presonalidad que siempre se le vio dentro de la cancha. En esta ocasión, las historias ocurrieron el día de su retiro de camiseta en San Antonio, con jugadores históricos hablando de él.

Fabricio Oberto, aquella vez, contó cómo lo ayudó Manu Ginóbili, cuando le detectaron lo que según él era un "problemita" en el corazón, entre risas. Para Fabri, eso lo hizo luego alejarse del deporte y que su carrera no se extendiera tanto. "Cuando me tocó ir un cardiólogo, lo primero que pensé fue en llevar a Manu conmigo, porque sabía que después de la segunda pregunta, me iba a quedar sin preguntas, ¿y quién iba a hacer 15 preguntas? Él. Habló más él con el médico que yo. Soy un agradecido de Manu".

Ale Montecchia, persona clave no sólo para Manu sino para guiar a la Selección a la medalla de oro en Atenas, contó una divertida anécdota de Manu y un cortaplumas: "La gente cree que Manu, con esas manos capaces de dar asistencias milimétricas o de agarrar un murciélago volando, es perfecto; pero no es así. Un día, cuando estábamos en Italia, me pide un cortaplumas. Le digo: 'Mirá que es filoso'. Lo agarró, cortándose el dedo. Luego de 10 días me lo vuelve a pedir, a lo que le dije: 'Manu, cuidado'. Pero se cortó de vuelta, y se quedó sangrando. Al tiempo me lo volvió a pedir, pero le dije 'no, Manu, te vas a cortar el dedo'". 

El actual entrenador de Argentina, Pablo Prigioni, luego pasó a demostrar el status que tenía el escolta entre ellos: "Manu lideraba de muchas maneras. Hablando y dando el ejemplo. En un entrenamiento con la Selección, Nocioni y Delfino no se entendían y empezaron a pelearse. Se trasladó el enojo al siguiente ejercicio. Manu se cansó y dijo: 'Esto se termina acá, se callan los dos y basta'. Hubo un silencio terrible, ellos agacharon la cabeza. Eso marca el respeto que le teníamos", finalizó Pablo.

También fue notoria, en palabras de Luis Scola, la atención al detalle en todo para Manu. "Fuimos a la gala a beneficio de su fundación y se subastaba la camiseta que había usado en un All Star. Empecé a ofrecer mano a mano con alguien más, el precio se había ido alto, y Manu la cortó se lo dio a la otra persona. Me quedé mal, porque quería la camiseta. Dos semanas después me dio una copia".

Tras la noche de ayer, su nombre y apellido quedarán por siempre marcados en la historia del deporte, y no podemos estar más que orgullosos y aún en admiración hacia él, por todo lo que nos hizo vivir y la calidad de profesional y competidor que siempre mantuvo, con su usual e intachable personalidad amigable y atenta hacia la gente que lo rodea.