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Tras anotar 45 puntos en el primer partido contra los Celtics, se creía con optimismo que James Harden recuperaría por fin su forma de MVP y sería la clave para torcer la serie para los 76ers. Ahora, con sólo tres partidos disputados, quedó bastante claro que James ya no es ese mismo jugador de antaño.

Después de una noche difícil en el Juego 2 con sólo 12 puntos y 14% de acierto, era difícil para James poner las expectativas más bajas. Sin embargo, de alguna manera, fue posiblemente peor en el Juego 3 con 16 puntos y 23% desde el campo, sumando encima 5 pérdidas de pelota.

Es difícil encontrar el motivo de su repentino bajón en este momento. A pesar de ser pagado y tratado como uno de los mejores jugadores de la NBA durante años, siempre se queda corto cuando es el momento de dar un paso adelante en los playoffs, y temporada tras temporada siempre parece que le falta algo para ser el mismo jugador que en la temporada regular.

En este caso, está perjudicando mucho a un equipo de los 76ers que tiene aspiraciones de campeonato con Joel Embiid. Obviamente, los 76ers van a necesitar más de James si quieren salir vivos de esta serie, pero queda por ver si puede romper el ciclo y finalmente ofrecer una serie de grandes partidos de playoffs.

Si no, puede ser el momento de empezar a hacer algunas preguntas serias no sólo sobre el propio Harden, sino también sobre el entorno del equipo que ha construido una historia de fracaso en la postemporada.