NBA

La herida más grande de los Suns: la versión del responsable

13:58 05/07/2021 | Fue su última chance palpable de ser campeones, pero Paxson quedó abierto y toda la culpa cayó sobre Danny Ainge, el hombre que pidió desesperadamente evitar el triple.

Danny Ainge fue el centro de las críticas tras la derrota en las Finales de 1993 (Foto: Getty Images)
Phoenix Suns arrancará su camino en las Finales de la NBA ante Milwaukee Bucks este martes, donde buscará levantar por primera vez en la historia de la franquicia el trofeo Larry O'Brien. Además, buscará cerrar la herida de una de las derrotas más dolorosas: la caída ante Chicago Bulls en 1993. 
 
Esa noche quedó grabada para siempre como el partido dónde John Paxson se convirtió en héroe. El escolta metió el tiro de la consagración en la agonía y privó a Arizona de forzar un séptimo juego. Estaba completamente abierto y, paradójicamente, el encargado fue el que más hincapié había hecho en que no conviertan de tres puntos. 
 
"Cuando salimos del tiempo muerto previo a la jugada, nos reunimos los jugadores y le grité a mis compañeros: '¡No le demos el triple! ¡No le demos el triple'. Debo haberlo dicho diez veces", expresó Danny Ainge en diálogo con The Lowe Post sobre la jugada que enterró las ilusiones de los Suns. 
 
Toda la responsabilidad cayó sobre él. En una visión simple, era el encargado de tomar al hombre que les abrió la herida más grande de todas. Sin embargo, la culpa claramente no fue solamente de ese protagonista. Hubo un inesperado dibujo de Phil Jackson del otro lado y un pequeño error que desestabilizó a toda la defensa. 
 
El colapso defensivo comenzó con un intento de robo en la línea de pase de Charles Barkley, que permitió la penetración de Scottie Pippen. No era ilógico pensar que el alero en realidad iba a cortinar a Michael Jordan, que trasladaba la pelota. Era un engaño y mordieron el anzuelo. 
 
La pelota terminó en manos de Horace Grant abajo del canasto. "Cuando la pelota llegó a él jamás me imaginé que iba a darle el pase a Paxson. Pensé que iba a hacer una bolcada, pero fue tan rápida su descarga que quedé a mitad de camino. Y ahí dejé lo abierto", agregó Ainge. 
 
Pasaron 28 años, casi tres décadas. La herida está prácticamente cerrada, pero depende de Devin Booker y compañía darle el punto final al momento más doloroso de la historia de los Phoenix Suns.
 

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