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Facundo Campazzo, paciencia

Como cuando eras chico, llegaste a Peñarol y tenías miedo de dormir con la luz apagada.

Como cuando esperabas tu momento y Sergio Hernández te dejaba adivinanzas para que motives tu intelecto.

Como cuando tuviste que esperar al retiro del Tato para saltar al campo y convertirte en indiscutido titular.

Facundo Campazzo, paciencia.

Decían que no llegarías a la Liga Nacional, que no te daba la altura y que eras muy pequeño para jugar.

En las cortinas te pasaban por detrás, decían que no eras un buen tirador y que jamás lo serías.

Decían, tanto decían y vos no hablabas, en silencio, y con calma, ​​las condecoraciones individuales no tardaron en llegar. MVP y campeón de todo, tu techo cada vez subía más.

Facundo Campazzo, paciencia.

Llegaste a España como un perfecto desconocido, no entrabas en la rotación del Real Madrid y las críticas no tardaron en aparecer.

Llegaste, pero te fuiste, en Murcia la rompiste y en ícono de la universidad te convertiste.

Llegaste de nuevo a la Casa Blanca y ya todos conocen la historia, repetirla no hace falta.

Llegaste y te transformarse en uno de los mejores bases de Europa.

Llegaste… y te fuiste.

Facundo Campazzo, paciencia.

La NBA no es Europa, repetían.

La NBA no es Europa, aunque como en Madrid te ganaste tu lugar en la rotación.

La NBA no es Europa, y allí también saltaste a la titularidad.

La NBA no es Europa.

La NBA no es Europa.

Facundo Campazzo, de nuevo, paciencia.

Algún día la piedra se quebrará. Esto recién comienza y la temporada es larga. Históricamente le encontraste la vuelta a cualquier situación adversa. Miles son los ejemplos. Ojalá no sea la excepción.

¡Fuerza, Facu! ¡Fuerza!

Y paciencia, Facu, paciencia. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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