Leiva Joya
19:15 03/11/2022 | El pivote rompió el récord de temporadas de permanencia en la élite de la Liga Nacional. Una carrera larga y exitosa, que sigue.
A los 42 años, podría estar retirado y disfrutando del tiempo (mucho), que le regaló al básquet a lo largo de su carrera, pero Martín Leiva, que siempre fue un fanático del cuidado de su cuerpo y de la responsabilidad para entrenar y estar bien físicamente, todavía no quiere dar ese paso hacia el retiro que hace unos días dio su gran amigo y compadre, Paolo Quinteros.
Justamente la no presencia de Paolo convierte a Martín en el jugador más longevo de esta temporada de la Liga Nacional, pero su número más impactante es que, al haber jugado ya en esta 2022/23, se convirtió en el jugador con más temporadas en la historia de la competencia. Nada menos que 24, desempatando el primer puesto que compartía hasta el año pasado con Leo Gutiérrez, Diego Osella y Gabriel Cocha.
La carrera de Martín empezó, como la de varios de sus compañeros de generación a fines del siglo pasado, en Ferro. Porteño de pura cepa, Leiva fue parte de aquel grupete reclutado por los de Caballito en donde también estaban, por ejemplo, Federico Kammerichs, Diego Ciorciari, Federico Senitzky y Mariano Mazzini, entre otros.
En Ferro empezó el desarrollo desde la temporada 1997/98 (¡hace 25 años!) y hasta la 2001/02, donde pasaría a Boca (casi sin jugar, por la lesión que lo dejó afuera del Mundial U21 2001), y donde comenzaría a hacerse un nombre importante en base a títulos, una marca para un tipo ganador como él. Sería su primer contacto con Sergio Hernández, dupla que sería legendaria, como lo sería luego la que armaría con Leo Gutiérrez.
En Boca, Martín se quedó 6 años, ganando nada menos que 11 títulos: 2 Ligas Nacionales, 5 Copas Argentinas, 1 Top 4 y 3 Sudamericanos de Clubes. Luego haría su única prueba por Europa durante dos años en la LEB (Burgos y León), para volver a la Argentina a sumarse al Peñarol multicampeón que armó uno de los mejores equipos de la historia, con él, Gutiérrez, Mata, Safar y Campazzo, más Hernández de DT. Fueron los primeros en ganar un tricampeonato en la historia y Leiva fue una de sus columnas centrales.
Martín se ganó el respeto de todos por ser alguien al que le encantaba la tarea que a casi nadie le gusta: defender, rebotear, raspar, ayudar. Sin arriesgar, Leiva probablemente fue el jugador más importante en ese rubro en la historia de la Liga, por continuidad e injerencia. Con Peñarol ganó otros 11 títulos: 4 Ligas Nacionales, 3 Súper 8, 2 Interligas, 1 Copa Argentina y 1 Liga de las Américas. Tremendo.
Su salida de Peñarol rompió algo que Martín siempre había buscado: la continuidad en los clubes. Desde el 2015 para acá cambió todos los años de club, salvo los dos seguidos en Boca entre 2019 y 2021. Y el mes pasado, cuando Gonzalo García lo convocó por la lesión de Barber a Boca, no dudó. No quería retirarse fuera de una cancha. Y puso su granito. Ahora habrá que ver si Boca lo mantiene, y hasta cuándo.
Con la selección ganó otros 4 títulos, 2 en categorías menores (Sudamericano y Panamericano U20) y 2 en mayores: Preolímpico 2011 y Sudamericano 2012. Se dio el gusto de estar en el equipo de los Juegos de Londres y disfrutar desde adentro de ese ciclo 2011-2012 con los top de la Generación Dorada que marcaron también su vida.
Los 26 títulos totales en su carrera lo ponen como el tercer jugador argentino más ganador de todos los tiempos, detrás de los 33 de Leo Gutiérrez y los 27 de Facu Campazzo. Un número impactante por donde se lo mire, que pocos pueden mostrar en el mundo entero.
Su relación con la gente fue también algo siempre muy especial. Odiado por las parcialidades rivales (situación que Martín nunca se preocupó demasiado por suavizar), Leiva fue de esos tipos que daba mucha bronca tenerlo en el equipo de enfrente. Finalmente, terminó jugando para 7 clubes distintos (Ferro, Boca, Peñarol, Regatas, Obras, Estudiantes de Concordia y Riachuelo) y en todos dejó siempre la marca de la responsabilidad y el cumplimiento. Nadie podrá negarle eso porque fue su principal bandera. Ahora va opinión nuestra: Martín es de esos tipos que pocos conocen y que, cuando eso pasa, cambia por completo la imagen sobre él. Noble, compañero, bajo perfil y ciento por ciento entregado a esta pasión que eligió como forma de vida. Un verdadero titán.
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