El regalo de Luca Vildoza a Leo Gutiérrez que guardará toda su vida
13:16 04/12/2022 | Ocurrió en setiembre del 2014, en un clásico entre Quilmes y Peñarol en el Poli, que terminó ganando el cervecero.
Hace 8 años, los clásicos de Mar del Plata entre Peñarol y Quilmes eran otra historia. Los dos estaban en la A, tenían buenos jugadores y la pica era latente. Encima, Peñarol venía de ganar todo en los últimos 4 años, a partir de la llegada de Leo Gutiérrez, y Quilmes se mordía los labios por, al menos, sacarle un clásico en el Polideportivo, donde ambos hacían de local.
En este caso, hablaremos del jugado el 29 de setiembre del 2014. Partido inaugural de la temporada de la Liga. Peñarol venía de conseguir su cuarto anillo en cinco ligas y Quilmes quería arruinarle la primera partida de la 2014/15. El partido iba palo a palo, no había sido nada vistoso, cuando a 3 minutos del final de la primera mitad, en una jugada confusa, Leo Gutiérrez peleó un rebote, cayó con el balón al suelo, Luca Vildoza se tiró de cabeza para recuperarlo, y lo peor ocurrió, aunque nadie lo vio bien claro.
Alguna parte de Vildoza (rodilla o codo), golpeó con la frente de Leo y le provocó una profunda herida que empezó a lanzar sangre a borbotones enormes, que llenaron de rojo la cara de Leo. Gutiérrez no se movía, se tomaba la cara, hasta que, al sacárselas para ser atendido, se pudo ver por TV la herida grande que tenía.
Leo se fue a los vestuarios y volvió en el tercer cuarto, con una gigantesca venda color crema que le rodeaba toda la cabeza. Jugó y la peleó como siempre, pero lo más rescatable es que una de las primeras cosas que hizo al volver de los vestuarios fue ir a saludar a Vildoza, como para aclararle que estaba todo bien y que el pibe no tenía la culpa de lo ocurrido. Terminó ganando Quilmes 68-64.
Ah, la cicatriz de la profunda herida que sufrió Leo en la frente la sigue teniendo intacta y amplia hoy en día. A pesar de haber sido tratado rápido en aquel momento, nunca pudo disimularla demasiado porque el tamaño es considerable. Por lo que cada día por la mañana, cuando se levanta y mira al espejo, recuerda el regalito de Luca. Así será por siempre.
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