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Cambiar a un entrenador en medio de la competencia es una situación disruptiva. Algo que no se planifica y que suele tener consecuencias. Algunas (pocas) veces favorable. En la mayoría de los casos, el intento por solucionar algo lo termina dejando más roto de lo que estaba. Lo que no se puede terminar de comprender es cómo piensan los equipos de la Liga Nacional, para romper durante dos años seguidos el récord de entrenadores cambiados. 

Con la salida de Leandro Hiriart de Comunicaciones este lunes 6 de marzo, las modificaciones en los bancos fueron ¡12! Y solamente Gonzalo García, Juan Ponce y Sebastián González renunciaron. Los otros 9 fueron cortes. En el caso de Atenas, Comu y Unión, hicieron más de un cambio durante esta misma temporada. Analicemos cada caso.

El de Atenas es el más contundente y difícil de explicar, porque viene de hace años cambiando y cambiando entrenadores, sin tomar conciencia de que el problema evidentemente no está ahí, sino en algo que parte del mismo club. Y esta vez se vio potenciado por otra vez echar a un técnico casi apenas arrancada la Liga (Arrigoni duró 8 partidos), hacer inviable el intento de Seba González por revivir al club (0-7), intentando que un novato se hiciera cargo de un tren sin frenos a 300km por hora (Elián Villafañe, 0-10) y finalmente yendo a algo más seguro con un viejo lobo como Álvaro Castiñeira. Al menos, Álvaro cortó la peor racha de la historia del club más ganador de todos los tiempos, cuando venció a San Lorenzo tras 23 derrotas. Increíble pero real. 

Comunicaciones es otro que no la viene pegando demasiado. Ya echó el año pasado a Ariel Rearte para fichar a Hernán Laginestra, al que no renovó para darle el cargo a un rookie como Guillermo Saldaña, que tampoco duró demasiado (13 partidos). Ahí fue por Leandro Hiriart, que no lo hizo mal (5-10), pero que al caer en 5 partidos seguidos prendió la alarma de los dirigentes, que entraron en pánico y también lo echaron, para cerrar la campaña con otro novato, como Jorge Balbis. Raro, pero cada uno hace con su club lo que cree mejor. 

Hablaremos primero de los clubes más comprometidos abajo para intentar explicar algo de esto que pasa. En Uniónm Juan Ponce privilegió su salud y decidió dar un paso al costado, siendo reemplazado por un experimentado como Gabriel Piccato, que casi no hizo pie, porque lo despidieron a los 11 partidos (2-9). Unión también fue por un debutante para completar la temporada: Sebastián Puñet, que es del club y venía como asistente. 

San Lorenzo no hizo todo tan cantado, porque a Emmanuele Quintans recién lo sacó cuando iban 24 partidos (5-19), y el equipo se había caído mucho tras ganar los 3 primeros del año. Aquí también quedó un debutante como Leo Costa, con experiencia en la segunda división y en Argentina femenino, pero no en la élite de la competencia. 

Primera mención. ¿No es algo extraño que 3 de los 4 equipos que se van a jugar la Permanencia (los demás están varios triunfos arriba de estos 4) se la jueguen por entrenadores debutantes para que se hagan cargo de una posible final por mantener la categoría? Y no estamos hablando puntualmente de ninguno de los 3 entrenadores ni tampoco los estamos juzgando como técnicos. Pero a nosotros nos parece algo para reflexionar. 

Siguiendo con los otros casos. Lo de Daniel Farabello se veía venir porque el año pasado quedaron lejos en cuando a expectativas y este año venían en la misma línea. Un equipo caro como el rionano apostó por un Top 5 como González y tuvo su lógica. Dani se fue con récord 4-8 y González, desde que asumió, está 7-8. Y en levantada. 

Lo de Gonzalo García en Boca quizá fue apresurado, aunque había desánimo tras no ganar la Sudamericana y perder varios partidos de Liga ganables. Sin embargo, llegar a la Bombonerita por primera vez tras las remodelaciones, jugar 8 partidos seguidos de local y a eso sumarle la vergüenza deportiva que casi siempre afloja en los jugadores de equipos buenos cuando un DT renuncia, hizo que el panorama cambiara bastante. Ganaron 7 de esos 8 partidos y ya están 8º. Difícil medir el cambio hasta que no tengan una buena cantidad de partidos jugados afuera. 

Argentino evidentemente tuvo todo el año el tema en la cabeza, con algún objetivo a cumplir para no caer en el cambio. Los dirigentes tuvieron la misma actitud calcada que el año pasado. Llegada una fecha del torneo, vieron que la Permanencia no estaba asegurada y metieron el volantazo con tiempo. Japez sustituyó a Varas en febrero del 2022 y ahora Huarte reemplazo a Japez el mismo mes pero de este año. En ambos casos, surtió efecto. Del 7-15 de Varas ak 7-9 de Japez el año pasado y del 7-17 de Japez al por ahora 3-2 de Huarte en solo 5 partidos. 

Dejamos para el final a Quimsa y Manuel Córdoba. El otro extrañísimo caso de esta temporada. Quimsa apostó por el nicoleño, que no tenía experiencia en la Liga pero sí, y mucha, en Chile, y si bien no le fue demasiado bien, lo cortó siendo el único equipo argentino clasificado a los playoffs de la BCLA. En la Liga no iba tan bien, es cierto, pero sonó a que nunca hubo piel. Y llegó Leandro Ramella, que por ahora empezó bien (3-1), aunque se jugará su calificación por lo menos en el choque de cuartos ante Real Estelí por la BCLA, que comienza hoy.

Doce cambios en 8 clubes. Récord de cantidad de cambios de la historia. El año pasado, 9 en 9 clubes. Récord histórico de clubes que cambiaron. Hay una señal incomprobable de que los clubes no apuestan ni por proyectos ni por entrenadores de experiencia. Prefieren jóvenes y baratos, fáciles de cortar, que alguien que los obligue a tomar mejores decisiones. El trabajo de entrenador de la LNB (no hablamos de todos los casos de cortes, que quede claro), no está en un buen momento. Está en uno de sus peores. 

Para tener una medida chiquita. En la acb, donde no se piensa demasiado a la hora de echar a un coach, este año cambiaron Fuenlabrada (dos veces) y Zaragoza. Tres cambios. El año pasado Burgos (2 veces), Betis, Andorra, Unicaja y Baskonia. Seis. Euroliga este año: Panathinaikos y Estrella Roja. Dos cambios. El año pasado: Panathinaikos, Monaco, Baskonia, Maccabi y Estrella Roja. Cinco. NBA este año: Brooklyn y Atlanta. Dos. El año pasado, solo Sacramento.

Algo está pasando aquí. Y no es esa locura linda que hace tan competitiva a la Liga, porque en años anteriores, aunque hubo algunos de varios cambios, no se llegaba a estas cifras anormales. Es parte, creemos, de la falta de proyectos a mediano plazo de clubes que apuestan todo a los jugadores, sin darse cuenta que sin un conductor acorde no van a llegar lejos.