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Tres semanas después de que Phoenix traspasara por Kevin Durant, KD finalmente hizo su debut con los Suns. Valió la pena la espera. Durant anotó 23 puntos en 10-15, jugando poco menos de 27 minutos, cuando Phoenix venció a Charlotte 105-91. Luego, anoche, Durant anotó 20 puntos en 7-10 de campo para vencer por 125-104 a Chicago. KD puede facilitar la tarea de todos alrededor suyo, sobre todo para sus estrellas Devin Booker y Deandre Ayton. Además, él mismo como superestrella dará un envión significativo a este equipo.

En primer lugar, Durant mostró estar al mismo nivel que antes de lesionarse.  No parecía jugar como si estuviera saliendo de una lesión. KD perforó sin esfuerzo dos de sus cuatro triples, aunque hizo la mayor parte de su daño desde el midrange, con marca de 6-9 ante Charlote. Con Chicago, la misma historia se repitió. notó un 7-10 súper efectivo para cualquier jugador, más un perimetral como él. Cuando Durant está en la cancha, Phoenix tiene +37 en los dos juegos con él.

Phoenix intercambió a dos jugadores defensivos de calidad, Mikal Bridges y Cam Johnson, en el trato para obtener a Durant. Con KD, los Suns tienen un protector de aro secundario. Eso significa que Phoenix puede ser más agresivo con Deandre Ayton. Ayton puede cambiar en el pick-and-roll. Es muy móvil para defender en el perímetro, y la presencia de Durant le permite a Ayton salir en los bloqueos y tener una defensa más versátil y capaz de cambiar cada cortina, haciendo de los Suns un equipo 'switch-all', es decir que cambia en todas las cortinas directas negando alguna ventaja por la altura y versatilidad del roster.

Con Durant en la cancha, los equipos rivales simplemente no pueden doblar a Booker. A pesar de lo bueno que es el escolta, los equipos aún le temen a Durant tanto como a cualquier jugador ofensivo de la liga. Es por eso que Durant se vio doblado hasta con Kyrie Irving en la cancha en Brooklyn. Van dos partidos, pero los 37 y 35 puntos de Booker indican que podría ser el mayor beneficiario de la llegada de Durant, así como lo hizo Steph Curry y Klay Thompson en Golden State, que nunca habían tenido tantos tiros abiertos.