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Luego de esperarla toda una vida, finalmente Australia tiene la medalla de bronce que tantas veces acarició, que tantas veces mereció, pero que nunca pudo tocar, a partir de 9 chances desperdiciadas en el pasado (once, si contamos las mundialistas, donde lo ocurrió lo mismo). Siempre, en los partidos que le aseguraban medalla (semis o partidos por el tercer puesto), había fallado: 1988, 1996, 2000 y 2016. Y la semi contra Estados Unidos en Tokio. Nueve resultados que pesaban casi tanto como el talento de Doncic en Eslovenia. Pero esta vez, Mills e Ingles, los líderes indiscutibles, sacaron la cara (lo de Mills fue una locura), y el maleficio se acabó. Australia le ganó a Eslovenia 107-93, Mills sumó 42 puntos y Australia tiene su bronce. Muerte a los fantasmas. 

La paridad fue el denominador común en el inicio del partido, con Eslovenia luciendo un poco incómodo sin que Luka Doncic entre en ritmo y con Patty Mills comenzando a encenderse, anotando siete puntos en el parcial para que Australia cierre al frente (19-20).

Aquella primera ventaja de los de Oceanía se extendió en el segundo periodo. Defensas aguerridas para forzar pérdidas y un Mills encendido fueron los factores que le permitieron a Australia escaparse e irse al descanso largo con ventaja (45-53).

Cabeza agachada, muchas pérdidas y algunas individualidades se complotaron para que Eslovenia siga sin mostrar su mejor versión en la segunda mitad del encuentro.

Todo cambió en la segunda parte del último cuarto, cuando Blazic comenzó a contagiar al resto con presión a la bola a cancha completa. A partir de eso, Doncic anotó 8 puntos en fila y Eslovenia al fin se acercó. No obstante, Mills, Ingles y Exum hicieron la tarea y volvieron a escaparse para llevarse el triunfo y su primera medalla (93-107).

Boxscore oficial del partido