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Los Knicks son esa franquicia que todo lo magnifica y en donde los jugadores pueden ser dioses del Olimpo por tener un gran año o enterrados en el más bajo de los infiernos si les va mal. A decir verdad, desde hace casi 20 años que en la Gran Manzana, son más las temporadas flojas que las buenas, juegue quien juegue.

Derrick Rose llegó a New York con las expectativas altas de recuperar su buena forma de sus primeros años en los Bulls, pero habiendo sufrido lesiones muy graves que lo minaron físicamente. Chicago comenzó a confiar más en Jimmy Butler y dejó ir a su último MVP histórico, en tanto que en el Madison lo esperaba Phil Jackson y un plan desde la front office para llevar adelante la ofensiva triangular basada en Carmelo Anthony, Joakin Noah, Rose y un joven Kristaps Porzinguis.

No fue nada buena esa temporada, un fracaso rotundo que se tradujo en 32 victorias y 50 derrotas y mucho para analizar. Rose lo hizo en su libro “I’ll show you” (voy a mostrarte a ti) y se expresó en desacuerdo con la ofensiva que tanto hizo ganar a los Bulls de Jordan, como hasta tildándola de anticuada. “A mí me gustaba Phil Jackson, pero vamos, hombre ¿Sigues dirigiendo el triángulo?. Todavía nos estaba obligando a ejecutarlo, pero no soy ese tipo de base que necesita para esa ofensiva. El triángulo está bien, pero en lo personal no teníamos los jugadores para llevarlo a cabo. Melo no podía jugar de esa manera, no quería tampoco”, destacó.

También tuvo palabras para su compañero de cartel aquel año, Carmelo Anthony, con quien sostuvo que se llevó bien y que lo aprecia mucho, pero desde el juego dejó algunas críticas. “Jugué unos 60 partidos (Ndr: fueron 64), pero me di cuenta de inmediato que no era la temporada que esperaba. Había muchas prioridades diferentes. Melo estaba ahí, ya sabes cómo juega, no podía cambiar eso. Eso lo que me di cuenta de estar ahí…es un gran tipo, me encantaba estar cerca de Melo, tiene un gran espíritu, es una gran persona y compañero de equipo, pero su juego es lineal y no iba a cambiarlo”, admitió.

Fue la primer salida lejos de Bulls y no fue para nada bien, hubo lesiones, se ausentó una semana por problemas psicológicos, una temporada para el olvido de principio a fin. Hoy ha vuelto a New York, después de buenas campañas en los Wolves y los Pistons; y con la sapiencia de que entendió que ya no será lo que era, pero que todavía puede ser útil, solo tiene que esperar una tregua de su cuerpo y jugar sano una temporada completa.