NBA

Damian Lillard, el último fiel de la NBA moderna

10:48 14/01/2021 | La superestrella de la NBA que aún se mantiene unido al equipo que lo eligió, un detalle no menor para aquellos jugadores que todavía no han ganado un anillo

Jugar siempre con la misma camiseta es cosa del pasado para muchas de las estrellas de la NBA actuales, sobre todo para aquellas que aún no han conquistado el tan ansiado anillo. El sentido de pertenencia pareciera ser algo obsoleto para los tiempos que corren, pero siempre está la excepción a la regla y Damian Lillard es quien lo corrobora.

Nacido y criado en Oakland, una ciudad minada por la delincuencia, Damian tuvo que salir adelante con el baloncesto casi como en una imagen de película donde alguien deja atrás un incendio y aparece en primer plano escapándose de las llamas. Ese camino de numerosas espinas fue forjando la personalidad de Lillard, la de aferrarse a lo conseguido y ser agradecido con quienes le tienden una mano. 

Tras un primer intento fallido en Saint Joseph donde no pudo jugar y entre otras cosas por ser "negro", Dame encontró en Oakland High School el lugar para demostrar su valía como jugador incipiente y de interesante futuro, con partidos de hasta 45 puntos. Sin embargo, contra todo pronóstico, las ofertas de becas para universidades brillaron por su ausencia. 

Ese cimbronazo de menosprecio aportó un granito más de arena a la dureza de Lillard en su carcter y aceptó con orgullo la oferta de la Universidad de Weber State en Ogden Utah. 

Allí continuó creciendo como jugador, siendo voraz a la hora de competir y hasta para superar lesiones que lo marginaron del rectángulo de juego. La confianza en sí mismo es la fuerza que empuja a Lillard desde pequeño y así fue que optó por meterse al Draft del 2012, desechando el último año universitario. 

Portland lo eligió en el pick 6 de esa lotería y confirmó un amor inquebrantable hasta ahora. Dame sacó a relucir todo el sentido de pertenencia y prácticamente que se tatuó la camiseta de los Blazers, a pesar de que la franquicia de Oregon lejos está de ser la más taquillera y sus jugadores tampoco figuran en las primeras planas de los medios.

Muchas veces se rumoreó su salida en busca de un proyecto más sólido para conseguir un título, muchas veces se quedó fuera del All Star Game prácticamente por estar en Portland y ser considerado el mejorcito de esa franquicia y no una estrella como lo que realmente es.

Peldaño a peldaño, frustración tras frustración hizo de Lillard un guerrero  y en los últimos años endureció esta postura ante colegas que lo menoscabaron, protagonizando batallas históricas y tiros épicos que agigantaron su figura y que aún no lo mueven un centímetro de la Rip City.

La última renovación fue el sí, fue la afirmación a querer intentarlo, con sus compañeros y a pesar de que las predicciones nunca den a Portland como candidato, a Big Dame no le importa, jugar y pertenecer a una ciudad no es algo más,  es una forma de vida y  no lo negociará fácilmente.

Damian Lillard no claudica con sus Blazers y por eso, es el último fiel en esta NBA moderna. 

Mauro Osores / [email protected]

En Twitter: @basquetplus

 

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