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El Minotauro era un monstruo mitológico con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Hijo de una humana y un animal, fue una bestia que vivió encerrada en el laberinto de Dédalo, un artesano que diseñó el lugar especialmente para retener al híbrido en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta. 

Aprovechando ese personaje, y en concordancia con las declaraciones de Sergio Hernández en el diario El País, en Basquet Plus quisimos diseñar el jugador argentino perfecto. Desde el carácter de Andrés Nocioni hasta la mentalidad y el talento de Manu Ginóbili, la defensa de Facundo Campazzo y la envergadura de Walter Herrmann, un informe de todos y cada uno de los criollos que conformarían la idea.

Partiendo de abajo, lo principal sería el juego de pies de Luis Scola, a la vez que debería tener la velocidad de Campazzo para desplazarse por toda la cancha en defensa. La envergadura y el largo físico de Herrmann lo convertirían en una pesadilla para los ataques rivales, a la vez que contaría con la inteligencia y el oficio de Pato Garino y Fabricio Oberto para secar a sus marcas.

El tiro de Juan Espil es la principal arma del basquetbolista argentino perfecto, a la vez que el juego de poste bajo de Gabriel Deck le permitiría castigar atrás. La facilidad para anotar de Carlos Delfino, las penetraciones de Ginóbili y el carácter de Nocioni lo transformarían en alguien muy difícil de parar. 

La visión de juego de Pepe Sánchez, Pablo Prigioni, Marcelo Milanesio, Miguel Cortijo, Campazzo y Ginóbili le darían un plus más, mientras que la calidad ofensiva de Héctor Campana y la mentalidad de ganar de la Generación Dorada le otorgarían el puntapié final para ser el jugador argentino más indefendible de la historia. 

¿Están de acuerdo? ¿Podría liderar este minotauro al seleccionado argentino en los próximos Juegos Olímpicos? 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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