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A ciencia cierta no hay una fecha en la que se dice a partir de acá empezaron la moda de los Big Three en la NBA, llamándose a ello a tres jugadores superestrellas en un mismo equipo. Se tiene a LeBron yendo a Miami en el 2010 a jugar con Dwayne Wade y Chris Bosh como el precursor, pero no mucho tiempo atrás por ejemplo los Lakers habían juntado a Shaquille O’Neal, Kobe Bryant, Karl Malone y Gary Payton, aunque estos dos últimos con poco combustible en el tanque.

En esta temporada el Big Three por excelencia eran Kevin Durant, Krye Irving y James Harden con los Nets, los virtuales campeones de la NBA, los que estaban en las finales antes de que llegase la mitad de la fase regular y pocos recordaban o tenían en cuenta a los Bucks debido a su última postemporada donde ni siquiera llegaron a la final del Este.

Por eso que en la dirigencia advirtieron que faltaba una pata para más para poder ir más lejos y no fueron por una superestrella de mucho cartel, pero si avanzaron firmes para quedarse con un jugador listo para dar el salto, un jugador utilitario que puede hacer de todo en cualquier momento y ese era Jrue Holiday, quien había decidido cerrar su ciclo con los Pelicans.

Con la serie igualada a dos por bando, el quinto juego es crucial por donde se lo mire y allí  fue que aparecieron Giannis, Holiday y Middleton para inclinar la balanza a favor de los Bucks, a pesar del flojo inicio del juego donde estuvieron abajo por 16 puntos (37-21)

Los números en la victoria de los Bucks por 123-119, arrojaron para Giannis Antetokounmpo 32 puntos, 12 rebotes y 7 asistencias con un 60 por ciento en lanzamientos, para Jrue Holiday 20 puntos, 5 rebotes, 10 asistencias y 2 robos y para Khris Middleton la planilla fue de 29 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias.

El global de estas actuaciones indica que de los 123 puntos que sumó Milwaukee en la noche, en 115 estuvieron involucrados alguno de ellos tres, hablando de una ascendencia y protagonismo del bueno; como así también de que ninguno esquivó la cita y dieron el presente en uno de los partidos más importantes de la historia de la franquicia.

Ahora les quedará rubricar la tarea en casa y llevarse un campeonato que a juzgar por los dos primeros partidos pocos les daban posibilidades ante un rival que venía en alza y con la confianza por las nubes.

Una vez más, como diría un filósofo basquebolístico santiagueño, Gabriel Deck “esto es básquet, chango” y todo puede cambiar se le podría agregar.