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Era quizás una de las palabras más esperadas por todos. El sábado por la noche lo había superado como tercer máximo anotador en la historia de la NBA y se esperaba un gran reencuentro entre ambos el martes cuando el equipo volviera al Staples Center para recibir a los Clippers. Lamentablemente nada de eso sucedió y ayer por la noche, en lugar de ser una fiesta como todos los juegos de los Lakers, fue una ceremonia de despedida para el mejor jugado de la historia de la franquicia. James, fiel a su estilo, hizo todo con el corzaón, dejando de lado los guiones y hablando desde su lado más humano para despedir a un hermano.

Fuente: NBA España.