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Ben Simmons, ex selección No. 1 de Philadelphia 76ers procedente de LSU, fue visto como uno de los mejores jugadores jóvenes de la liga en ese momento, cuando en 2016 se hablaba del siguiente LeBron James junto a su nombre. Se estaba asociando con su compañero All-Star Joel Embiid para formar un posible dúo de campeonato, pero nunca se materializó esa ilusión.

Tras varios años de fracasos, un 2018 donde alejó a Jimmy Butler del equipo cuando podían tener una chance de seguir compitiendo con él, y la famosa jugada ante Atlanta en playoffs que marcó su último juego en Phila, Simmons se quedó fuera del inicio de la temporada 2021-22 debido a  una ruptura con la organización. En cuestión de meses, Simmons fue enviado a Brooklyn Nets por James Harden hace aproximadamente un año calendario.

A partir de ahí, Simmons no se hizo ningún favor. No pudo jugar un solo juego con Brooklyn después del intercambio de los 76ers debido a una lesión en la espalda. Para algunos dentro de la organización de los Nets, esto no pintaba bien. En su regreso a la acción esta temporada, simplemente no ha sido el mismo jugador. Llevó a que el entrenador de los Nets, Jacque Vaughn, tuviera que responder preguntas sobre el tiempo de juego de Simmons luego de una derrota reciente los New York Knicks. Dichos comentarios eran simplemente tristes, notando que en cualquier alineación que pusiera a su alrededor, Ben siempre tenía alguna falencia.

El interno/base pasó de promediar 16.7 puntos, 8.4 rebotes y 7.8 asistencias entre 2018 y 2020 a ser un jugador que está más tiempo en banquillo, pasando de 26 minutos en diciembre a apenas 12 en sus últimos 3 juegos. Lo peor de todo, es que sus actuaciones recientes bienen a tono con lo que es su temporada en general: 3 puntos y 3 rebotes en 47% de campo tras sus últimas 5 presentaciones.

Para variar, está en medio de un contrato de 177 millones por cinco años, que hace que Simmons se vea aún más como un lastre en un equipo donde no sólo parece no encajar, sino que no demuestra esa intensidad defensiva que tenía hace tan solo dos años. Curiosamente, Brooklyn evaluó el mercado de Simmons antes de la fecha límite de cambios y una vez más buscará moverlo este verano. El problema para los Nets es y seguirá siendo el mismo: nadie quiere tomar ese contrato por un jugador que ha decaído de forma tan abrupta.