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Campeones o nada: ¿qué persiguen hoy las estrellas NBA?

11:22 27/01/2022 | La discusión la planteó hace casi un año Chapu Nocioni: ¿solo sirve el anillo y no existe más el sentido de pertenencia?

Los Nets de las megaestrellas, que solo quieren un anillo

La discusión que planteó hace un tiempo atrás Andrés Nocioni en su cuenta de Instagram tiene plena vigencia, y no solo en la NBA. ¿Vale todo por conseguir un anillo? ¿No existe más el sentido de pertenencia? Esto decía Chapu en su planteo:

"Me da la sensación de que, en la actual NBA, las estrellas consideran que solo dan el salto verdadero en su status cuando conquistan un anillo. La exigencia de la prensa y la opinión pública inevitablemente condicionan sus decisiones. Y genera esto de que busquen unirse unas con otras conformando súper equipos. Los jugadores quieren ganar para cerrar el círculo, es como un sello distintivo. Ya no hay sentido de pertenencia. Ni con la franquicia de turno, ni con la ciudad ni con los fanáticos. Ya no vale de nada construir una identidad que vaya más allá del resultado final. Quedan excepciones, como Lillard, pero son cada vez menos casos. Igual yo no juzgo eh. Todas las elecciones son justificables. Solamente abro el debate: ¿Qué vale más para ustedes? ¿Ir en búsqueda de un anillo sin importar las formas o ir en búsqueda de la grandeza a riesgo de no conseguir el objetivo final? Porque eso también hay que considerarlo".

En ese mismo posteo, de abril del 2021, Chapu ponía el ejemplo de Isaiah Thomas, fichado por los Pelicans por 10 días: "Isaiah Thomas, que justo hoy firmó por diez días con Pelicans, le dio todo a Boston, jugó un partido al día siguiente de la muerte de su hermana. Y cuando la dirigencia tuvo que hacer movimientos con él, no les interesó en lo más mínimo el camino recorrido. Paul Pierce, lo mismo. Por eso también hay que considerar esa otra perspectiva. La NBA es un negocio. Entonces, ¿vale la pena la lealtad?".

Quizá Nocioni hablaba con su propio recuerdo a flor de piel. ¿Quién no recuerda su salida de Chicago, cuando le avisaron que había sido canjeado en el momento de salir en el bus a jugar contra Milwaukee? La realidad marca que, salvo contadísimas excepciones, los jugadores-franquicia están en extinción. Ahora, quizá, con más injerencia de los propios jugadores. Antes eran casi siempre las franquicias las que decidían, aunque si rememoramos, esto de intentar hacer súper equipos o que las estrellas se unan con otras para ganar un anillo ya tiene algunas décadas. Vayamos para atrás en el tiempo.

Clyde Drexler era Portland. Nadie reflejaba a la franquicia como él, pese a no ser parte del único equipo campeón, el de 1976/77. Había perdido una final contra los Bulls de Jordan y, cuando MJ decidió su primer retiro, espero un año y no dudó: se fue a Houston a unir fuerzas con Hakeem Olajuwon, viendo que sus chances de anillo se esfumaban si se quedaba en los Blazers. Y lo logró. En la 94/95, salió campeón de la NBA. En los Rockets terminó su carrera en 1998.

Charles Barkley quiso emularlo un par de años después y, en 1996, también se sumó a los Rockets de Olajuwon y Drexler, pero Charles no se llevaba bien con el éxito, e hizo sapo, siendo quizá el mejor jugador sin anillo en la historia de la NBA. Ya había intentado en Phoenix, luego de ser figura en Philadelphia, pero no hubo caso. 

Quizá el ejemplo más recordado de un jugador franquicia como nadie, que se fue a otro sitio solo para salir campeón, y fracasó, es el de Karl Malone. El Cartero jugó 18 temporadas en Utah, con dos finales perdidas a manos de Jordan, pero a diferencia de su compadre, John Stockton, que se retiró con el Jazz, Karl quiso, a los 40, ser campeón. No había forma de errarle: fichó por el mínimo en los Lakers de Shaquille y Kobe, con Phil Jackson de coach. Pero la química entre ambos macho alfa no era ya buena y, si bien llegaron a la final, fueron vapuleados por los Pistons 4-1 en la definición. 

Nocioni habla más sobre los casos actuales, de los que hay muchos ejemplos. LeBron fue el que quizá llevó la situación más a la exposición pública cuando se fue de Cleveland a Miami, dejando atrás su historia con los Cavs, porque veía que allí no sería campeón. Lo hizo dos veces con Miami para volver y sacar campeón a Cleveland finalmente, en un ida y vuelta constante de su relación amor-odio con la ciudad y la franquicia. La lealtad aquí fue superada por el dinero y el interés. Cuando te fuiste te odié, cuando volviste te amé. Todo pasa. 

De ahí en más, este tipo de movidas se hicieron más frecuentes. El caso más exitoso, aunque el de LeBron lo fue claramente, fue el de Kevin Durant, destinado a no ser campeón en OKC (¿aunque usted se imagina si hubiesen mantenido aquel equipo Durant-Westbrook-Harden-ibaka?), cuando decidió partir hacia Golden State, para ganar 2 anillos y ser MVP de las finales en ambos. Ahora busca lo mismo en Brooklyn, seguido por su ex James Harden (que de lealtad a sus clubes no tiene demasiado, para ser sinceros), y acompañado por otros casos más parecidos a los de Malone o Barkley, como Aldridge y Griffin. Igual, ninguno de los dos tuvo una enorme unión con su franquicia. Quizá Aldridge en Portland, pero los Blazers han sido una calamidad en desperdiciar grandes equipos. 

Hoy, esta lista la podríamos alargar con los actuales Lakers. LeBron se encargó de sumar a varios "perdedores" para que lo ayuden a un nuevo título. Westrbrook fue jugador franquicia de OKC, pero luego navegó por distintas aguas, sin comprometerse demasiado con ninguna. Y Carmelo Anthony, que supo ser imagen de los Nuggets y de los Knicks, ahora solo quiere retirarse fuera de la lista de los nunca campeones. 

Emulando la famosa frase de Bill Clinton, la NBA "es dinero, estúpido". De ambos lados. Franquicia y jugadores. La lealtad, amigos, es parte del pasado. Ya no hay Patricks Ewings, ni Reggies Millers ni Dirks Nowitzkis ni Tims Duncans ni Manus Ginóbilis. La vida cambia, y todo pasa.  

 

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