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El 26 de julio a la 1:40 de la madrugada del lunes hará el estreno el seleccionado de básquet ante su similar de Eslovenia, un debut de alta dificultad por lo que significa el equipo comandado por Luka Doncic, que además viene de ganar su boleto como visitante ante la siempre poderosa Lituania. Sin embargo, si hay de lo que los hinchas de la albiceleste pueden aferrarse como esperanzador desde el lado estadístico es el registro positivo que lleva el conjunto sudamericano en lo que refiere a estrenos en Juegos Olímpicos con cinco triunfos y dos caídas.

Argentina estuvo presente en siete juegos olímpicos y los primeros juegos, aquellos que pueden marcar una tendencia para el resto del torneo, han sido más victorias que derrota, en algunas ocasiones con rivales inferiores como cuando tocaron seleccionados africanos o asiáticos y otras antes cucos europeos.

En Londres 1948, Argentina arrancó con el pie derecho tras vencer a Egipto por 57-38 en una olimpiada donde argentina no logró llegar a la lucha por las medallas por muy poco y tuvo una recordada actuación ante Estados Unidos, donde casi lo sorprende y a pesar de ir ganando casi todo el juego, no pudo evitar la derrota ajustada por un doble.

En Helsinki 1952 la historia fue parecida a lo de Londres cuatro años antes, debut con victoria tranquila ante Filipinas 85-59 y un buen torneo que se desembocó en lucha por las medallas. El equipo campeón del mundo del 50 tuvo una piedra en el zapato en esa competencia llamada Uruguay. Los charrúas vencieron a los argentinos en dos ocasiones y en la última estaba en juego la presea de bronce en un partido que tuvo batallas literas y por ejemplo Uruguay terminó el encuentro con cuatro jugadores en cancha y Argentina con tres.

En Atlanta 1996, cuarenta y cuatro años después, Argentina retornaba a la cita olímpica y para bienvenida le toco el elenco local en el debut, el tercer “Dream Team” que se formaba y la victoria fue para los yankees por 96-68.

En Atenas 2004 se dio la epopeya que se coronó con la medalla dorada y para ello no pudo ser mejor un arranque contra el campeón del mundo Serbia y con Argentina tomándose revancha de lo sucedido en final del mundial. La recordada palomita de Manu Ginóbili le dio el triunfo a los dirigidos por Rubén Magnano por 83-82.

En Beijing 2008 se dio la segunda derrota en un arranque de JJOO y se dio ante Lituania por 79-75 en un partido parejo donde Minas Kleiza terminó siendo el verdugo. Sin embargo, aquella terminó siendo una derrota dulce, dado que en el juego por la medalla de bronce, el elenco albiceleste se tomó revancha de los lituanos y venció por 87-75 con una soberbia tarea colectiva.

En Londres 2012, Lituania volvió a cruzarse en el camino de Argentina de entrada y esta vez el triunfo quedó para los argentinos con un triunfo basado en la solvencia y solidez, a la altura de las gestas de los Generación Dorada por 102-79.

En Río 2016, la última función de Manu Ginóbili y Andrés Nocioni trajo consigo una victoria accesible ante Nigeria por 94-66. Los africanos amenazaban más de lo que concretaban y contra Argentina la historia siempre terminaba con éxito de los sudamericanos no importa el torneo que sea.

Si de Juegos Olímpicos se trata, se puede afirmar que a Argentina le va bastante bien, en todas las ediciones que estuvo presente superó la primera fase en seis de ello y nunca ha tenido un torneo con registro negativo en triunfos y derrotas, si igualado como lo fue en Río (3-3)  y en las dos ediciones de Londres (4-4) . Su mejor actuación fue el oro en el 2004 y la peor fue en Londres en 1948 donde estuvo a tiro de entrar a la lucha por las medallas, pero una derrota ajustada ante los subcampeones de Europa, Checoslovaquia, la dejó afuera  y en la reclasificación acumuló dos derrotas (Filipinas y Cuba) que la dejaron en la décimo quinta ubicación en la tabla.

Números para creer en un buen debut ante un rival de sumo peligro como Eslovenia, pero sí de proezas y heroísmo se trata, el seleccionado argentino de básquet sabe de esas cuestiones y en Tokio querrá rubricar lo que hizo no muy lejos de allí, cuando en China sorprendió a propios y extraños.