Basquetplus.com

La única temporada de Drazen Petrovic en el Real Madrid dejaría cosas inolvidables. El mejor jugador fuera del foco NBA en el equipo más grande del contexto internacional. El yin y el yang, dos almas gemelas amoldadas con las manos de un talentoso artesano. Esa campaña hubo un partido que se llevó todos los focos. Un enfrentamiento de dos potencias en su óptimo momento. Uno era el de Europa del Este y el otro era un brasileño que todos conocían con el nombre de Oscar Schmidt. 

El sudamericano jugaba para Snaidero de Caserta y el europeo para el conjunto merengue. El escenario era la final de la Recopa 1989 y la cancha estaba colmada. No cabía un alfiler y desde el primer minuto ambos se robaron el show. De un lado el yugoslavo atacaba a partir de aclarados y del otro Oscar castigaba a partir de su lanzamiento pulido por los entrenamientos diarios en los que intentaba 1.000 tiros.

Esos 45 minutos fueron una panacea que curaba todos los males y hacía olvidar cualquier dolor. Petrovic terminó con 62 puntos en los que no falló ningún doble en la segunda mitad ni en el tiempo suplementario. Por su lado, Oscar convirtió 44 unidades (seis triples) que no fueron suficiente para frenar el huracán del genio de Sibenik, quien al final del encuentro sonreía con el trofeo luego de un triunfo por 117-113.

La actuación de Petrovic sería una de las mejores de la historia y la del sudamericano también, pero todo quedó relegado al enfrentamiento de estas dos leyendas que después tomaron caminos separados. Schmidt seguiría jugando en Europa y Drazen, lamentablemente, fallecería en un accidente el siete de junio de 1993, justo cuando la NBA lo empezaba a descubrir, a explotar y a amar. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14