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Cuando mucho se habla que los pivotes clásicos están lejos de rendir en el básquet actual, la Final Four de la NCAA se encargó de ponerlos en boca de todos. Donovan Clingan en Uconn, Zach Edey en Purdue y DJ Burns en NC State fueron claves en sus equipos desde la pintura.

Clingan, con sus 2.18 de altura, fue quien mejor defensa realizó contra Edey y fue clave para que los Huskis lograran el bicampeonato. Terminó la definición con 11 puntos y 5 rebotes, pero tuvo una sólida temporada con 13 puntos, 7.4 rebotes, 1.5 asistencias y 2.5 tapas por encuentro. Se espera que sea elegido alto en el próximo draft y tiene mayor movilidad que Edey, por lo que puede ser un activo interesante para el paso al a mejor liga del mundo.

Edey, por su parte, fue la gran figura del March Madness y terminó la final con 37 puntos y 10 rebotes. Con sus 2.24, el canadiense dominó en la NCAA y su movilidad y falta de recursos en la ofensiva hacen que se dude de lo que pueda dar en la NBA.

Por último, DJ Burns fue la figura del triunfo ante Duke que metió a NC State en la Final Four con 29 puntos, y antes también anotó 24 unidades y 11 rebotes frente a Oakland en el Sweet 16. Su baja estatura, con 2.06 y falta de movilidad hacen dudar de lo que será su paso a la mejor liga del mundo, como sucede en varias oportunidades con jugadores universitarios que dominan con su tamaño y les cuesta mucho pasar esos atributos a la NBA.