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En la historia de la NBA hay jugadores que tienen caminos dificultosos para llegar a convertirse en estrellas o en destacadas figuras de la liga estadounidense. Algunos pasaron por situaciones, incluso, de vida o muerte, a veces por violencia aunque también por problemas de salud. Jeffrey Lynn "Jeff" Green es uno de los que ingresa en este grupo.

Jeff fue noticia en los últimos días por convertirse en el jugador que compartió equipo con mayor cantidad de jugadores superando a Vince Carter y Trevor Ariza. Su número récord, 263, representa una media de casi 16 compañeros nuevos por temporada en su paso por 11 franquicias, desde Seattle SuperSonics hasta los actuales Rockets. Dentro de esa larga lista hay dos jugadores argentinos: Facundo Campazzo y Pablo Prigioni.

Pero Jeff tiene una historia bastante más complicada en su vida. Este veterano podría no estar jugando, o más bien podría estar muerto ya que, en 2011, en la revisión previa a cada inicio de campaña, cuando se prestaba a jugar con los Celtics, le descubrieron un aneurisma aórtico y fue operado. “Es lo más duro que pasé en la vida” dijo en su momento el alero.

La condición lo obligó a apartarse temporalmente de la NBA y someterse a una cirugía de corazón abierto, un procedimiento delicado que literalmente detuvo su corazón durante una hora. “Muchos general manager me dijeron que no llegaría a jugar cinco años más así”, confesó Green. Sin embargo, contra todas las expectativas, no solo regresó a las canchas, sino que lo hizo con una convicción renovada. “Si la cicatriz sigue ahí, es que yo sigo estando vivo”, suele decir Green con orgullo, recordando que su historia es tanto un triunfo personal como un ejemplo de resiliencia para sus compañeros y seguidores. Pero no solo que se repuso y volvió a jugar, sino que también pudo ganar un anillo de campeón: lo hizo con los Nuggets de Michael Malone, Nikola Jokic y Jamal Murray, teniendo un aporte importante con su juego y experiencia.