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Bruce Bowen tuvo unos inicios profesionales que no se condicen con lo que fue su carrera en la NB. El escolta no llegó directamente a la NBA luego de su paso por la Universidad de Call State Fullerton. En esa etapa jugó 101 partidos y promedió 11.4 puntos y 5.8 rebotes. Sin siquiera ser drafteado en 1993, pasó por Francia y la CBA.

No fue hasta 1997 que consiguió convencer a Miami Heat y firmó un contrato de diez días con la franquicia. Sin embargo, solo jugó un minuto en un solo partido.

Ya la temporada siguiente encontraría su lugar en la NBA en Boston Celtics, donde disputó dos temporadas. A partir de ese momento, Bowen entendió qué era lo que le permitiría tener un lugar en la liga.

A partir de allí, con pasos por Philadelphia y Miami nuevamente, Bowen encontró su lugar en el mundo en San Antonio Spurs. Allí entendió que debía ser un jugador utilitario y defensivo, donde además tomaría los tiros que el trío Duncan-Parker-Ginóbili le dejaran libres.

Así, el escolta se convirtió en una pieza clave a lo largo de ocho temporadas con la franquicia texana. Disputó 653 partidos y consiguió tres anillos con el equipo de Popovich. En el último, en 2007 ante Cleveland Cavaliers, Bowen mostró su valía al ser clave en la defensa ante LeBron James.

Gracias a ese punto clave, San Antonio logró barrer a su rival y se quedó con el cuarto título en su historia. Además fue conocido como un especialista defensivo, elegido tres veces miembro del Mejor Quinteto Defensivo de la temporada.

Con el tiro sobre el lateral, Bowen fue clave para abrir defensas también, con un 44.1% de conversiones a lo largo de su carrera.

En 2012, los Spurs decidieron premiar y reconocer la tarea legendaria del defensor, al colgar la camiseta 12 en el techo del AT&T Center, para pasar a ser una leyenda de la franquicia.