Entrevista

Los hermanos González: unidos al éxito y a una pasión

22:41 21/03/2022 | Sebastián lidera a Quimsa y Martín está bien arriba con Independiente de Oliva. Los juntamos para hablar de su particular trabajo en común: ser entrenadores.

Martín y Sebastián González, unidos por la pasión

Ser entrenador de básquet es una decisión que se toma, normalmente, por pasión. No se es entrenador para ganar plata ni porque es un trabajo que sale. A veces, esto último pasa en el arranque. Falta un monitor para los minis de un club, va un cadete o un juvenil, le gusta, le pica el bichito y así arranca una carrera que no estaba en los planes. De hecho, suele ser así en todos los que se han destacado en Argentina. 

Además, es una carrera que, por lo pasional e inestable, mueve demasiado las emociones. Y eso hace que todo aquel que anda cerca, sufra. También goce, pero probablemente es más lo que se sufre que lo que se goza. En el caso de Ana María de González, sus dos hijos más jóvenes, Sebastián y Martín, se encargaron de llenarla de alegrías y emociones, porque ambos se dedicaron a ser entrenadores de básquet y eso nunca pasa inadvertido. En el último tiempo, eso sí, a los dos les ha ido muy bien, dándose la particularidad de que, en un momento, fueron campeones del torneo de media temporada de su categoría: Quimsa del Súper 20 2020 e Independiente de Oliva del Súper 8 de la Liga Argentina. Los juntamos y charlamos un rato largo de su pasión.

Básquet Plus -¿Quién me cuenta la historia familiar?
Sebastián:
Martín es santafesino. Yo nací en Córdoba, a media cuadra de Atenas, pero de chicos nos mudamos a Santa Fe y volvimos en 1982, a la misma casa. Empezamos a ir al club, yo con 6 años, y después él, y nos metimos a ver básquet, la Liga de transición. Jugamos hasta grandes ahí, aunque Martín anduvo por otros clubes también, y yo me quedé a dirigir en Atenas. Era nuestra casa. Estábamos todo el día ahí. 

BP: Por la edad calculo que jugaron poco juntos. 
Martín:
No, no jugamos casi juntos, porque nos llevamos 5 años. Pero sí estábamos mucho juntos en el club igual. Y yo empecé a dirigir para ayudarlo a él justamente en los encuentros que hacían los clubes en inferiores. Así me empezó a gustar lo que era ser entrenador. 

BP: ¿Vos cuándo empezaste a dirigir Sebastián?
S: Empecé a los 19 años en Matienzo, pero después pasé a Atenas con el que era entrenador de Banco de Córdoba, Javier Sánchez. Él volvió a Atenas y yo me fui con él. También había sido mi profe en las inferiores con Medardo Ligorria. Lo empecé a ayudar a él, hasta que sufrió un accidente y falleció. Yo lo reemplacé y empece en mosquitos, mini, cadetes y así hasta llegar a la primera local, como ayudante. 

BP: ¿Vos sos de la edad de Bruno Lábaque?
S: Un año más grande. Soy de la edad de Pablo, el hermano de Bruno. Bruno era suplente mío, suplente del Zurdo Miravet y suplente de Matías Cisneros. Después venía Bruno. Después se entrenó muchísimo y fue el mejor de todos. 

BP: O sea que te tocó ser parte de equipos muy buenos.
S: Y sí, yo no era tan perro, el tema es que los demás eran muy buenos. Palladino, Oberto, Pelussi, Riofrío, Vaquero, Cisneros, Arculis. Esa era la camada que me tocó, 75-77. Muchos y muy buenos. Después me tocó también dirigir en menores a una camada muy buena: Brezzo, Figueroa, Vay, Melo, Funes. Esos chicos son los que dirigí después. 

BP: ¿Y a vos que te tocó Martín?
M: Yo tuve menos compañeros así. Lo tuve al Lata Ibarra en Atenas. Después, a Gabo Mikulas de rival, en Matienzo. Y dirigí a Bortolín, a Zurchsmitten, a Franco Baralle. Y como asistente de Atenas pasaron muchos: Felipe Pais, Orlietti, Hure, Barovero.

BP: En Oliva hace mucho que estás. 
M: Yo empecé a los 19 en Atenas, donde estuve 6 años, después me fui a Maccabi, otros 4 en Atenas, y acá llevo 9 años. Llegué para dirigir hasta la U19 en el 2013. Y en setiembre renuncia el entrenador y me ofrecen la primera. Desde ahí quedé. En esa época estábamos en la local, después hicimos provinciales, 5 años de Federal y este año, por primera vez, la Liga Argentina. 

BP: Salvo los Santander y los Arrigoni, no recuerdo muchos casos de hermanos entrenadores profesionales de básquet. Hoy a Seba le toca estar en el lote de entrenadores Top, y vos Martín estás arrancando en la Liga. ¿Hay una consulta con él para que te oriente?
M: Sí. A mí me gusta mucho el tema del scouting, de todas las categorías. Ver chicos que van apareciendo. Y hemos intercambiado mucho eso. También los jugadores que vienen de las categorías de abajo él me consulta. Yo además lo miro mucho cómo arma los grupos. Lo veo como un referente. Comparto mucho su forma de trabajo, el valor que le da como personas a los jugadores. Siempre forma buenos grupos. Me siento identificado. 

BP: Vos Sebas, supongo que verás de vez en cuando los partidos de Martín. ¿Te tienta después llamarlo para corregirle algo?
S: No, muy poco. Sí me pongo muy nervioso. Más que cuando dirijo yo. Ahí los entiendo a mis viejos. Por ahí le doy mi opinión de algo, como él me la da a mí. Sí, antes, hablamos de los jugadores, y yo me apoyo mucho en Martín hablando de los jugadores, porque el trabajo que él hace es excelente. Incluso para reclutar en los clubes que estamos. Hemos hecho cursos juntos, nos escuchamos mucho. Alguna cosita por ahí le digo como sugerencia, pero él tiene sus formas y ambos aprendemos del otro. Pero no es excesivo. De lo que más hablamos es de la gestión de los grupos. 

BP: ¿Y se parecen en la forma de hacer jugar a sus equipos?
M: Sí, nos gusta correr bastante, pero sin abusar, con mucha movilidad en ofensiva, que tomen protagonismo varios jugadores. Es bastante similar. 
S: Sobre todo, los dos buscamos sacar el máximo potencial de los jugadores que tenemos, para que ellos tengan las herramientas. Yo he tenido equipos que defienden más, pero otras veces he tenido otros que no pueden entonces tengo que ir por otro lado. Lo que buscamos es que los equipos sean inteligentes y sepan qué jugar de acuerdo a cómo se da el juego. 

BP: ¿Les tocó enfrentarse muchas veces?
S: Nunca. Una vez yo fui asistente de Martín en un Argentino que se jugó en Firmat y donde él dirigió a Córdoba. Pero rivales, nunca. Todavía no. Ahí pondríamos en un compromiso a mi mamá. 

BP: ¿Cómo vivís vos Martín este momento de Sebastián, que es el entrenador más exitoso de los últimos 5 años, en cuanto a partidos ganados y perdidos, más allá de que no se le dio la Liga, aunque sí otros títulos, como la BCLA? ¿Te sorprende?
M: No. Creo que eso se puede comprobar además con los tiempos que se quedó en cada club, como 9 de Julio, San Martín o ahora Quimsa. Siempre estuvo en equipos protagonistas, cambiando jugadores y equipos, y siempre estuvo arriba. Le tocó compartir época con un tremendo San Lorenzo, si no creo que hoy tendría muchos trofeos más. Falta el batacazo de la Liga, pero ganó la Champions, que es tan o más importante. 

BP: ¿Y a vos Seba te sorprende lo que pasó con Martín e Independiente?
S: A mí sí me sorprende, no por Martín, sino porque era un equipo donde muy pocos chicos habían jugado Liga Argentina, y encontraron un nivel de juego, una forma, a la que le están sacando mucho rédito. Y no fue solo el Súper 8, sino en la continuidad lo siguen haciendo bien, con victorias en muchas canchas difíciles. Ahora viéndolo jugar no me sorprende, pero la expectativas previas eran otras. 

BP: ¿Ganar el Súper 8 les dio el espaldarazo para ahora querer ascender?
M: La verdad es que yo estoy sorprendido porque, si bien confiábamos, no estaba previsto ganar el Súper 8, sí entrar a playoffs. Pero llegó un momento en el que ganamos 7 partidos seguidos y los objetivos cambiaron. Nos propusimos intentar entrar al Súper 8 y después fuimos partido a partido. Lo mejor del grupo igual es nunca ir más allá del siguiente partido. No nos ponemos objetivos largos. No nos confundimos por haber ganado. Eso es lo mejor que tenemos como equipo. 

BP: ¿Y te imaginás ascendiendo y compitiendo contra tu hermano? Porque por lo que venimos hablando, no compitieron casi nunca. En nada. 
M: No, nunca competimos. Sería algo impensado hace 6 meses y ahora sería un sueño. Nunca nos enfrentamos, sería raro, pero sería bárbaro hacerlo en la categoría de Seba. 

BP: ¿Competían en algo?
S: Sí, yo competía más con mi hermano mayor, pero cuando perdía mucho me iba a jugar con Martín para emparejar un poco. La familia es muy competitiva. Siempre estuvimos muy relacionados al deporte, y en un club donde es hola, buenas tardes, cómo saliste. En Atenas es así desde chico. Un club de barrio que llegó tan alto es porque genera eso, y te exige. 

BP: ¿La familia siempre fue basquetbolera?
S: Mi viejo nació ahí, a media cuadra de Atenas y mi abuelo fue uno de los fundadores del club. Mi viejo no jugaba al básquet, pero las historias de los vecinos que jugaban en el club mi viejo las sabía todas, porque además trabajaba en la pileta del club. Era bañero. Cuando volvimos, él estuvo en las comisiones de básquet incluso. Pero no de jugador. Siempre nos fueron a ver a todos los lugares. Donde sea. Siempre apoyaron el deporte y nos dejaron elegir la profesión con total libertad. 

La familia completa: los tres hermanos, papá y mamá

BP: Me interesa la parte esa. ¿Cómo toman papá y mamá esta profesión de sus hijos, que es sumamente estresante y exigente?
S: Mirá, ayer nos ganó muy bien Peñarol (NdR: la entrevista fue hecha el 17 de marzo) y la verdad es que lo tomé como eso, una derrota nomás, pero ellos siguen sufriendo. Son muy pasionales. Me gustaría que no lo sufran tanto, más en la situación que estoy hoy. Yo tengo claro que la primera temporada en cada categoría es muy importante para un entrenador, porque eso te permite seguir en la categoría, o tener que empezar de vuelta. A nivel aspiraciones, contrato. Yo se los digo, pero después me pasa lo mismo cuando lo veo a Martín. Es un tema difícil. Nuestra profesión, después de las de mozos, es la que más despidos tiene. Y esta Liga lo demuestra, con 7 cambios. Pero bueno, esto nos apasiona y para ellos, que nosotros sigamos nuestra pasión, después lo terminan disfrutando. 

BP: ¿Y con el nene? Porque debés seguir siendo el nene vos. 
M: Y, como dice Sebas. Ellos son muy pasionales y lo tenemos en los genes eso. Sufren de más, porque encima de afuera pasa eso. Pero siempre acompañando y antes de cada partido siempre hay un llamado de uno de los dos. Me acuerdo cuando a mi vieja la operaron y le sacaron un tumor del pulmón, que dos horas y media después de salir del quirófano lo llamó a Sebastián porque esa noche jugaba. 
S: Eso fue en el Súper 20. Me llamó antes de la operación, que era muy complicada. Y después que ganamos me llama de vuelta ella y me cuenta que no tenía los lentes, entonces le decía a un enfermero que le fuera contando cómo iba el partido. En un momento íbamos perdiendo por 15 y el enfermero le dijo, entonces recién vio el final, cuando la placa de la tele decía Quimsa campeón. Y entonces le llamó y habló conmigo, con Cosolito, con una fortaleza tremenda. Hoy con mi vieja sana lo recordamos como algo especial. Mi vieja siempre dos horas antes de cada partido nos llama y cuando termina el partido, salga como salga, nos llama mi papá. 

BP: ¿Se imaginan trabajando juntos o es medio imposible?
M: Sí, sí. Un par de veces me habló y yo estaba acá tratando de dar un salto y nunca coincidimos. Sería muy lindo por la forma de trabajar que tiene.

BP: ¿Habría mucha chance de conflicto?
S: Conflicto por tener los mismos intereses, ojalá. Eso es lo ideal para cualquier cuerpo técnico. Y más para la carrera que está haciendo Martín. Yo nunca fui asistente en Liga Nacional. La mayoría arranca así y eso hace que vayas tomando cosas y aprendas mucho, como me pasó cuando fui asistente de Nico Casalánguida en la selección. Martín se hizo así también, entonces seguro que me encantaría trabajar con él porque nos haría muy bien a los dos. Martín es una persona clase A, soluciona todo, y eso para un entrenador es muy bueno. Queda abierto para los dos, ser asistente uno del otro, en cualquier orden. 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

 

 

 

 

 

 

 

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