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Informe especial

¿Quién es el Che García?

15:59 14/09/2021 | Analizamos al flamante nuevo entrenador de la selección argentina, fichado hasta París 2024. Sus orígenes, su filosofía, sus referentes, su historia.

El Che García, en sus comienzos en 1990 y con San Lorenzo en el 2020, 30 años después (Fotos La Deportiva y LNB Contenidos)

Néstor Rafael García es, desde hoy, el nuevo entrenador de la selección argentina de básquetbol. Con sus 56 años (Bahía Blanca, 11 de enero de 1965), el Che llega a un cargo que tuvo solo 4 habitantes en los últimos 30 años: Guillermo Vecchio (1992-1996), Julio Lamas (1997-1999 y 2010-2014), Rubén Magnano (2000-2004) y Sergio Hernández (2005-2010 y 2015-2021). Este dato, quizá, es el más contundente para entender una parte de por qué le fue bien a la selección argentina en este siglo.

Hasta Vecchio, los entrenadores subían y bajaban con mucha facilidad, dominaban los resultados, los entuertos internos, los conflictos con la Confederación, las buenas o malas relaciones de los técnicos con los jugadores, etc. Éramos un país sin orden ni organización. Los éxitos deportivos empujaron a que la otra parte se encarrilara, sobre todo desde la asunción de Lamas en 1997. 

¿Pero quién es el Che García? Néstor es parte de una revolución generada por la explosión de la Liga Nacional, que como un tsunami arrasó con una generación de entrenadores más veteranos e hizo caer de golpe a otra de jóvenes imberbes, donde casualmente estaban los 3 últimos entrenadores de la selección, incluyendo a Néstor: Julio Lamas, Sergio Hernández, García, Pablo Coleffi, Daniel Rodríguez y alguno más. Ellos entraron a la Liga dirigiendo con veintipico de años, algo inédito en la Argentina e impensable hoy en cualquier lugar del mundo. 

Néstor, que había empezado con algo que lo caracterizó en toda su carrera, dirigiendo en Puerto Rico con 24 años, cobijado por Julio Toro (su primer referente), se hizo cargo del Estudiantes de Bahía liderado por el Loco Montenegro (su gran socio en sus comienzos) y Juan Espil, que protagonizó una de las mejores finales de la historia ante el GEPU de Pichi Campana y el Zeta Rodríguez. Ese Estudiantes reflejó algo que el Che mantiene 30 años después: sacar lo mejor de sus jugadores desde lo anímico, pero sobre todo desde el convencimiento. Si hubiese que definir al coach con pocas palabras, diríamos que es un gran seductor, un predicador, un enorme líder desde lo deportivo y desde el carisma. 

En este Estudiantes las cosas no terminaron como se esperaba, y el Che partió entonces a Peñarol, su lugar en el mundo, posiblemente hasta hoy. Porque fue el sitio donde más tiempo estuvo de forma consecutiva (5 temporadas), porque fue donde consiguió su único título de Liga (1993/94), porque su relación con el público fue tal que en Mar del Plata lo aman más que en Bahía, y porque ese Peñarol, con De la Fuente, Richotti, Ivy, Maggi, Bryant y demás, tuvo una hermandad pocas veces vista. De la Fuente y Richotti también se conviertieron en parte de su círculo rojo para siempre.

En su proceso siguiente, en Boca, se consolidó como un ganador. Metió al equipo en la final, en aquella inolvidable definición en el Luna Park contra Atenas. Pero después de su segundo año, comenzó con algo que marcaría su carrera: la baja continuidad en sus siguientes trabajos. Y su valija loca: Puerto Rico, Venezuela, Sunchales, Uruguay, Arabia Saudita, Junín, Venezuela, Uruguay, México, Brasil... No fue probablemente su mejor etapa personal, pero en el 2011, después de Minas Tennis, le llegó un gran reconocimiento: Julio Lamas lo convocó como asistente para el Preolímpico de Mar del Plata 2011 y luego le dio el equipo para el Sudamericano del 2012, donde conseguiría el título en Chaco de forma invicta. 

Fue su primer contacto real con la selección argentina, tras haber estado en varias otras (Puerto Rico, Uruguay, a las que luego se le sumarían Venezuela y Dominicana), y como en todos los sitios, dejó su huella. Néstor consigue algo que pocos entrenadores logran: afecto. Casi unánime. La gran mayoría de los jugadores que lo han tenido lo quieren, más allá de lo deportivo. Esa etapa de selección, a nuestro entender, es una importante para el nuevo García que se vio de ahí en adelante. 

Con la selección de Venezuela y Guaros (casi lo mismo), logró un proceso muy exitoso en los 4 años que estuvo: 2 Sudamericanos, 1 Preolímpico (único, venciendo a Canadá con sus NBA en México) y 1 Liga de las Américas. Su injerencia en esos equipos fue tan grande que tuvo su recompensa, tras pasar por Quimsa muy poco tiempo, siendo llamado por Fuenlabrada de España, donde en su primer año revolucionó a la ciudad, metiendo al equipo en la Copa del Rey, siendo el primero en incorporar una mujer en un cuerpo técnico (la actual asistente de Obras, Anna Montañana), más allá de no entrar en playoffs. No se fue bien, pero volvió al año siguiente, aunque no fue lo mismo, y volvió a irse. 

En estos últimos dos años, marcados por la pandemia, tuvo un gran paso por la selección de Dominicana, metiéndola en la segunda fase del Mundial 2019 eliminando a Alemania, un corto paso por San Lorenzo que le sirvió para ganar su último título (Súper 4 2020), y luego otra vez procesos cortos en Taurinos de Aragua (Venezuela) y Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico). 

¿Cómo piensa García? Néstor es un notable analista de lo que pasa en la cancha. Muy parecido a Sergio Hernández, con el que de alguna manera se crió al mismo tiempo en Bahía, uno en Olimpo (García), y el otro en Bahiense del Norte (Hernández). El Che huele rápido por dónde pasan las cosas y tiene mucha repentización para apostar por algo, aunque no lo haya entrenado, y lanzarlo al campo. Le gusta tomar esos riesgos. 

Eso no implica que no juegue muchos sistemas (en sus comienzos, se vanagloriaba en señalar que Peñarol tenía 22 formas de pararse en la cancha), aunque con el tiempo fue cambiando y hoy es un fiel seguidor del juego dinámico, moderno, de velocidad, tiros de tres puntos y defensa agresiva para tener el balón y correr. En esta Argentina ya sin Scola, es un plus, porque el que venga por Luis no tendrá su calidad, pero deberá aportar algo que obviamente Scola ya daba menos, que es la agresividad defensiva y el poder correr todo el tiempo. 

García tiene relación con varios de los chicos de este equipo (Campazzo, Lapro y Delía estaban en el equipo campeón sudamericano del 2012), dirigió en San Lorenzo a otros posibles futuros convocados para la ventana de noviembre (Penka, Cáffaro, Fjellerup, González, Mata, Piñero, Pepe Vildoza), tuvo en aquel 2012 como jugador al que será uno de sus asistentes (Leo Gutiérrez), a otro que no sería extraño que vuelva para las ventanas (Safar) y lo mejor de todo es que tiene amistad con sus dos antecesores (Hernández y Lamas), lo que también facilitará su llegada al puesto. ¿Muchos países pueden enorgullecerse de esto?

En cuanto a su idea, no sería nada extraño que tantee de entrada el ambiente para la posible tarea de buscar nacionalizar a un extranjero interior, algo que cada vez se ve más en el mundo (Tobey o Randolph en Eslovenia, Mirotic e Ibaka en España, Schilb en República Checa, Edwards en Japón, por citar los más conocidos o utilizados en Tokio), pero que en Argentina nunca se hizo, teniendo hace poco una oportunidad única con el ecuatoriano Bryan Carabalí, que finalmente no se concretó. 

Otro punto importante en este inicio será cómo se rodee para la parte que no manejará él, y que será la de mantener el seguimiento de los jóvenes en todo el país. También, el resto del cuerpo técnico, vital para estudiar a los rivales y aportar buenos diagnósticos antes de las ventanas, teniendo en cuenta el poco tiempo de entrenamientos que habrá. Hay ventajas y desventajas en ese aspecto.

Ventajas en cuanto a que Néstor empezará dirigiendo solo a la Argentina, y conoce muy bien el ámbito americano en el que se realizan las ventanas. Desventajas porque será difícil que, al menos en noviembre, pueda traer muchos jugadores de afuera, dada la difícil situación económica de la Argentina que afecta, claro, también a la CAB. Empezar de local y visitante ante Paraguay quizá le permita arriesgar un poco más con los de la Liga o Sudamérica, pero si se piensa a futuro, buscando recuperar puestos en el ranking FIBA para intentar ser cabeza de serie para el 2023, cada partido importa. Empezó el camino, Che. Buena suerte.

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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