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Caitlin Clark ha concluido su histórica temporada de novata en la WNBA con las Indiana Fever, y su impacto no se limita solo a las canchas. La jugadora ha roto múltiples récords, tanto individuales como de asistencia a estadios, catapultando su equipo hacia los playoffs tras haber finalizado la temporada regular en sexto lugar con un balance de 20 victorias y 20 derrotas. Desde el primer momento, Clark demostró que no solo era una promesa, sino una estrella capaz de revolucionar la liga, como lo hizo en su etapa universitaria. El Capital One Arena de Washington D.C. fue testigo del último partido de la temporada regular, donde 20.711 espectadores acudieron para ver la derrota ajustada de las Fever ante las Mystics (92-91), lo que marcó un nuevo récord de asistencia en un partido de la WNBA.

Clark, que terminó con 8 puntos, 5 rebotes y 8 asistencias en este encuentro, cerró una temporada que la coloca ya en los libros de historia de la liga. Sus números son impresionantes: líder en asistencias con un promedio de 8,4 por partido, 3,1 triples anotados por juego, 242 tiros de campo convertidos, y 337 asistencias totales, un récord para cualquier novata. Además, logró 53 robos y protagonizó el primer triple-doble de una novata en la WNBA con 19 puntos, 13 rebotes y 12 asistencias en un solo encuentro. Su capacidad para anotar y distribuir el juego no solo destacó en la liga, sino que transformó a las Fever en un equipo contendiente tras años de bajo rendimiento.

El impacto de Clark no se limitó a las estadísticas. Su presencia en la WNBA atrajo a multitudes y generó una repercusión mediática que no se había visto en la liga femenina en mucho tiempo. La capacidad de convocatoria de la base de 22 años provocó que equipos como las Washington Mystics y Las Vegas Aces mudaran sus partidos a estadios más grandes para aprovechar el interés generado por la estrella. Las Fever protagonizaron los 14 partidos más vistos de la temporada, y se espera que esta nueva ola de popularidad continúe elevando los niveles de audiencia y asistencia en los playoffs. Además, los 700.735 votos que recibió para el All-Star Game también marcaron un récord a vencer.

La presencia de Clark también abrió debates sobre el futuro de la WNBA en términos económicos. Su salario, de aproximadamente 76.000 dólares, ha sido tema de discusión durante toda la temporada, ya que su impacto mediático y económico parece desbordar las limitaciones salariales actuales de la liga. Con la expansión de la WNBA en el horizonte, con nuevas franquicias en Golden State, Portland y Toronto, se espera que su irrupción en la liga contribuya a mejorar las condiciones de las jugadoras en futuras negociaciones del convenio colectivo.

A medida que las Indiana Fever se preparan para enfrentarse a las Connecticut Sun en la primera ronda de los playoffs, Caitlin Clark tiene la oportunidad de seguir acumulando logros. Las Fever, que la temporada pasada terminaron en los últimos lugares, han experimentado un renacimiento gracias a la irrupción de su novata estrella. Con la española Astou Ndour entre las figuras de las Sun, el cruce promete ser emocionante y ofrecer otro escenario para que Clark continúe deslumbrando y acumulando récords, tanto en el aspecto estadístico como en el mediático.