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El 12 de marzo, Rudy Gobert dio positivo en el test de coronavirus siendo el primer jugador en la NBA con la enfermad y la liga tomo la decisión de suspender la temporada preventivamente. Este fue un golpe durísimo para todo el básquet y más aun cuando todavía no había muchos casos en este lado del mundo.

Tras más de tres meses sin noticias, se oficializó que se reanudaría el torneo en una “burbuja” en Orlando, más precisamente en los parques de Disney. 22 equipos iban a competir en busca primero de la entrada a playoff, por primera vez se jugó un play-in entre el octavo y el noveno, y luego se jugaría la postemporada completa como la conocemos.

A partir del 9 de julio, todas las franquicias empezaron a llegar a Orlando y se instalaron en tres hoteles distintos, algo que dio que hablar ya que eran de diferente nivel y algunos jugadores reclamaron que la comida era mala. Con previos partidos de preparación, el 30 del mismo mes arrancó la competencia y por 17 días se jugaron ocho partidos de temporada regular.

Desde el 17 de agosto hasta el 11 de octubre se jugaron los playoff y los Lakers resultaron ser los campeones de la NBA. A todo esto, desde julio hasta ese entonces, se realizaron test cada dos días, se aisló a todo el personal y se fue muy estricto con las medidas a tomar. Danuel House, jugador de los Rockets, fue echado del lugar por haber estado en su habitación con una persona no autorizada.

Para lograr todo esto está más que claro que se invirtieron cientos de millones de dólares y que casi ninguna liga deportiva a nivel mundial es capaz de desarrollar algo de semejante magnitud. Ahora el desafío está en no tener brotes de coronavirus jugando cada uno en su cancha y teniendo una vida medianamente normal, cumpliendo con todos los protocolos requeridos.