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Las últimas semanas de Atenas de Córdoba ha sido las más difíciles de su vida institucional. Y no tuvieron que ver con lo deportivo. Desde que el Turco Arduh cayó afectado por el Covid-19 a mediados de octubre, se sucedieron varios golpes, uno tras otro: Machuca con positivo, el agravamiento de la salud de Arduh, luego su fallecimiento y el positivo de Sarmiento al ingresar a la burbuja. 

Obviamente, lo de Arduh rompe con cualquier otro problema que se pudo vivir, y por eso la respuesta del equipo ante su estreno en la burbuja era algo que nadie sabía cómo iba a darse. Con muy buen tino, el equipo puso en todas sus camisetas, en la parte del nombre, un cartel con la palabra Arduh, y así entró a la cancha para jugar contra Instituto. 

En el banco se vivió la parte más emocional. Por un lado Cristian Colli, asistente principal de Osvaldo, debutando en un cargo que no tenía previsto, y con Nicolás Arduh, hijo del Turco, como su ahora asistente central. Demasiadas emociones mezcladas y con un clásico ante Instituto en el medio. 

Pero como se dice habitualmente, pareció que cuando la pelota salió al aire, todo quedó en un impasse y el juego pasó a ocupar el lugar central. Sin dos jugadores (Sarmiento y Torres, aislados por Covid) y sin los dos extranjeros, que todavía no llegaron, si algo le sobró a Atenas fue actitud. Con muchos chicos provenientes del ascenso y unas enormes ganas de demostrar, tuvo a Instituto en vilo hasta los últimos 8 minutos, donde Instituto se disparó en el tanteador. 

La prueba de fuego del equipo fue superada con grandeza y con mucha humanidad, demostrando que más allá de lo deportivo, quedó armado un grupo que se hizo una piña en la situación más difícil que podían imaginarse.