Efemérides

Un día como hoy en 1979 Magic y Larry cambiaron para siempre la NBA

17:51 28/12/2019 | Un 28 de diciembre de 1979 se enfrentaron por primera vez en el profesionalismo Bird y Johnson. A partir de ese momento la NBA nunca fue igual.

Bird y Magic en el poste (Foto: NBA)

"Si no resultan ser grandiosos, espero que al menos sean mejores que la media", había dicho el mítico Red Thorn en 1979. ¿Los protagonistas en cuestión? Larry Bird y Magic Johnson. Juntos no sólo comprobaron lo que expresó el exjugador en su momento, sino que también le devolvieron la identidad a una liga que parecía perdida. En un país que ama las historias de amor, los superhérores y las rivalidades, estos dos jugadores lo personificaron hasta el hartazgo, convirtiendo cada duelo, cada final suya en una película de Hollywood. 

Como si fuera guionada por el propio Martin Scorsese, la dualidad entre Magic y Larry comenzó en la universidad, cuando dos chicos de Michigan e Indiana se vieron las caras por primera vez. Dos realidades diferentes por doquier. Uno rubio, el otro de color. El primero tenía una melena, el otro decidió mantenerse calvo. Eran Batman y el Guasón, el Yin y el Yang, Messi y Cristiano compitiendo con una naranja en vez de una blanca.

Tiempos oscuros

Pero no todo era color de rosa y para 1979 las cosas no estaban bien en la NBA. Apenas 22 equipos, bajos índices de audiencia televisiva, pocas estrellas y la relevancia de los programas especiales de la cadena CBS atentaban contra las esperanzas de convertir a la liga en producto mediático, interesante y divertido para todos los ciudadanos estadounidenses.  

Como si fuera una panacea, todo cambiaría con la llegada de Magic y Larry. Juntos le devolvieron a la NBA lo que hace mucho estaba buscando e hicieron a la liga interesante de nuevo, convirtiéndola en una pasión de multitudes que, poco a poco, comenzó a trascender fronteras. Precisamente un 28 de diciembre de ese año ambos se enfrentaron por primera vez en el profesionalismo, presentando credenciales de sus talentos y demostrando que llegaban para quedarse.

Día de partido

Los Angeles Lakers venía de una seguidilla de dos partidos en dos noches y éste sería el tercero de ellos. Boston Celtics, por su parte, llegaba a la presentación con un excelente récord de 28 victorias y apenas ocho derrotas. A su vez, el paternalismo de los verdes aún era superior, ya que ganaron siete campeonatos desde 1959 hasta 1969. Bill Russell y John Havliveck eran las estrellas que lideraban al conjunto de Massachusetts ante jugadores de la calidad de Jerry West y Elgin Baylor, quienes nunca pudieron salir victoriosos en esa época.

La previa había sido tremenda. El comisionado de ese entonces, Larry O´Brien, había dicho que sentía una atmósfera de playoffs y que el enfrentamiento sería legendario. Como una suerte de revancha por las derrotas de la década anterior, Los Angeles Lakers salió escupiendo fuego y el novato que llevaba el 32 en la espalda fue su estandarte. Pases por aquí, bandejas por allá y lujos por acá, el base terminó dando cátedra y consiguiendo 23 puntos, ocho rebotes y seis asistencias que le permitieron a los suyos triunfar por 123-105. 

Larry Bird estuvo discreto y apenas dio pinceladas de su calidad, convirtiendo algún que otro doble lujoso y ofreciendo quizás una gran muestra defensiva, ya que totalizó cuatro robos. En el aspecto ofensivo fue uno más y finalizó el encuentro con 16 unidades, cuatro entregas y tres atrapes. "Mañana nos olvidaremos del partido", les decía el 33 a los periodistas luego del partido. 

El momento de quiebre

Durante el último cuarto, Magic y Larry comenzaron a emparejarse y la campana se encendió por los próximos 15 años. El base fue  por la línea y, cuando parecía que llegaba al aro, su intento fue rechazado por Bird, quien consiguió su cuarta interferencia de la noche. Inmediatamente después ambos intercambiaron algunas irrepetibles palabras y luego fueron separados por sus respectivos compañeros. "Eso fue mi culpa. Esa era mi competición", recordó Larry a la prensa hace unas semanas. 

Semanas después, los dos sabrían exactamente a quién se enfrentaba. No eran los rivales, ni los fanáticos, ni los propios Lakers. Todo era por Magic Johnson y Larry Bird. Sus entrenamientos en privado, las pesadillas de la noche anterior al partido, las debilidades y las fortalezas de su juego, y los estudios de sus fundamentos invadían su tiempo libre. Ambos comenzaron a entenderse y a comprenderse, a enfrentarse, a odiarse, pero también a amarse. Una relación tóxica de amor y odio, de gloria y fracaso, de sudor y lágrimas. Una historia de las que aman en Norteamérica, de las que cambiaron para siempre la NBA. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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