Estados Unidos

Tim Grover, el hombre que le permitió dar el salto definitivo a Jordan

18:03 31/03/2020 | Tim Grover fue clave en su consolidación. Mejoró el físico de Jordan. "Te doy 30 días", le dijo Michael. Se quedó por más de 15 años.

Jordan y Grover en el gimnasio (Foto: NBA)

Todo empezó en 1989, cuando el preparador físico Tim Grover vio un artículo en un diario en el que se describía con lujo de detalles cómo Detroit Pistons estaba afectando físicamente la mentalidad de Michael Jordan. El 23 estaba cansado de ser golpeado por sus rivales, especialmente por los Bad Boys de la Ciudad del Motor, pero nunca antes había tenido consistencia en el gimnasio, por lo que su cuerpo no estaba preparado para tantos choques. 

Esto encendió una luz en el cerebro de Grover, que creyó que podía ayudar a Michael. La preocupación era que él no le diera la oportunidad, ya que Michael era un hombre reacio a probar este tipo de cosas luego de que se había lesionado en un entrenamiento de pesas. Pese a ello, Tim contactó a los Bulls y eventualmente pudo dialogar con el encargado del cuerpo atlético y con el doctor del equipo. 

Tras una serie de entrevistas, Grover finalmente se reunió con Jordan. El 23 quedó impresionado por la forma en la que el preparador físico tenía diagramado su plan y por lo convincente que era. Tim detalló lo que haría para que Michael se ponga más fuerte. Esperaba que, de esa manera, pudiera evitar las lesiones constantes que venía sufriendo. A pesar de todo, el escolta se mantuvo escéptico y no creyó al 100% que un entrenador de apenas 25 años podía ayudarlo. Pero algo le llamó la atención y le dijo: "Te doy 30 días".

Inmediatamente después, Grover comenzó a aplicar su plan. La idea era que Michael aumente su fuerza muscular sin perder la mecánica de tiro ni la agilidad que lo caracterizó durante toda su carrera. La rutina consistía en tres entrenamientos diarios: práctica a la mañana, recreo para jugar al golf, práctica al mediodía, almuerzo, recreo para jugar al golf, práctica, cena y a dormir. Todos los días lo mismo, sin parar ni frenar. 

"Michael cerraba todo lo ajeno al básquet y sólo entrenaba. No había comerciales, ni tours promocionales ni eventos, sólo entrenamientos y trabajo porque sabía que quería ser mejor que todos", comentó Grover, quien utilizó la palabra Cleanear (limpiador en español) para clasificar a Jordan. Para Tim, Michael era un líder que nunca estaba satisfecho con lo que conseguía, y siempre quería más. 

Con su nuevo preparador físico, Michael Jordan estaba más motivado que nunca y finalmente en la temporada 1990/91 logró sacar a relucir su mejor versión. Fue MVP de la temporada, Chicago logró quedarse con el primer puesto por primera vez en 16 años y el equipo salió campeón de la NBA. Además, el 23 se dio el gusto de sacarse el karma de eliminar a los Pistons en playoffs, arrasándolos sin siquiera dejarles ganar un partido. 

Luego, Jordan continuó ganando anillos (cinco más), siempre al lado de su querido Tim. A su vez, Grover todavía se mantiene como uno de los entrenadores físicos más cotizados del mercado. Trabajó con Kobe Bryant y Dwyane Wade, entre otros, escribió célebres libros y se nutrió de todo lo que consiguió con Michael. Fue una relación fructífera que cambió para bien la vida de ambos. "Te doy 30 días", le dijo el escolta en 1989. Se quedó por 15 años. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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