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Larry Nance marcó una época en los Cavaliers a partir de su espectacularidad, así como también por su aporte para el equipo: sumó 16.8 puntos, 8.2 rebotes y 2.5 tapones en siete temporadas con la franquicia de Ohio; además se coronó como el campeón del primer campeonato de volcadas que se hizo dentro del All Star, allá por el año 1984 y con la de Phoenix. Sus enormes rendimientos le permitieron ganarse un lugar en el techo del Quickens Loans Arena, ya que su número 22 fue retirado.

De esta manera se unió a figuras del calibre de Bingo Smith, Zydrunas Ilgauskas, Mark Price, Austin Carr, Nate Thurmond y Brad Daugherty. Según las normas de la NBA, una vez que se retira una camiseta, ese número no podrá volver a ser utilizado por otro jugador. Sin embargo, desde la llegada de Larry Nance Jr. a los Cavs a principios de este mes a través de un traspaso con los Lakers, empezó a revolotear la posibilidad de que pudiera jugar con el 22 de su padre.

Comenzó su etapa en Cleveland con la camiseta número 24, pero la franquicia aprovechó el receso por el All Star para presentar un pedido con el objetivo de que Larry Nance Jr. pudiera utilizar el 22 con el que brilló su padre, algo que hasta con lo que el progenitor estaba de acuerdo. 

Finalmente la NBA, con buen tino, decidió conceder el permiso de forma excepcional y así lo dio a conocer el propio Larry Nance Jr.: “Voy a llevar el 22 a partir de ahora. Y la camiseta de mi padre seguirá colgando de las vigas. No podría estar más feliz. He llevado el 22 durante toda mi vida, y poder vestirlo con los Cleveland Cavaliers es algo más que un sueño hecho realidad. Mi padre es un hombre de pocas palabras, así que me hizo saber con una sonrisa que estaba encantado con el hecho”.

El 22 de los Nance volvió a cobrar vida este domingo, en el triunfo 110-94 de los Spurs en Ohio, esta vez de la mano del hijo de la leyenda, quien aportó 4 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias, 2 tapones y 2 robos, en 15 minutos en cancha.