Juegos Olímpicos de Beijing 2008

La divertida historia de las motos de Argentina en Beijing 2008

17:23 27/05/2020 | La recordó Juan Gutiérrez en el blog de la ACB. Varios integrantes del equipo se compraron unas motos eléctricas para circular por la villa.

Las motos estacionadas

Los encuentros de Argentina en Mundiales y Juegos Olímpicos siempre terminaban (y aún lo hacen) en risas, chistes y mucha diversión. No iban sólo a competir. Eran viajes de amigos, que se juntaban cada tanto y se olvidaban de todo. Reuniones, comidas, entrenamientos y partidos. Estaban todo el día juntos, eran momentos amenos.  

Lo que hace tan especial al seleccionado argentino de básquet es la química que tienen sus jugadores dentro y fuera de la cancha. Precisamente una de esas historias la contó Juan Gutiérrez en el blog de la ACB, en donde recordó el momento en el que varios integrantes del equipo se compraron motos eléctricas durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. 

“Habíamos visto que algunos atletas y no tan atletas de la expedición argentina las habían comprado y nos pareció una buena opción para ahorrarnos las largas caminatas hasta el comedor principal (unos 600 metros) o hasta la salida de los autobuses (unos 800 metros… no quiero exagerar) y además como una buena fuente de diversión”, escribió el Pipa en el blog ACB. 

Según el Pipa, hasta seis jugadores de aquella plantilla se compraron una moto: Delfino, Porta, PrigioniNocioni, Leo Gutiérrez y él. "Parecíamos nenes con juguete nuevo”, recordó Juan en el texto. Les ponían candado, las cuidaban y las trataban como su bien más preciado. Eran niños, pequeños jóvenes que volvían a su infancia por un momento.  

Todo el mundo en la villa olímpica quedó fascinado: "Nos preguntaron muchas veces cuánto habíamos pagado por ellas, que quién las vendía, si la batería aguantaba mucho... muchas preguntas". Desde Andrew Bogut hasta algunos tenistas argentinos, todos querían un pedazo de la acción. 

Incluso, una noche terminaron llevando a Rafael Nadal. “Varios de los jugadores habíamos ido a ver el partido que Nalbandian finalmente perdió contra el francés Monfils y en el autobús de regreso coincidimos con Rafa Nadal. En nuestro grupo venía Juan Mónaco, joven tenista argentino y amigo de Nadal, y con esa conexión nos pusimos a charlar, al llegar a la villa se le veía cansado y le ofrecimos llevarlo hasta su bloque, Mónaco lo llevó a Rafa en su moto, Pablo Prigioni le llevaba el bolso con las raquetas y Antonio Porta una bolsa de la ropa sucia, yo acompañaba”, confesó Pipa. 

Química, pura química. Se crea fuera de la cancha y se vislumbra dentro de ella. En ese torneo los nacionales se quedaron con la bronca tras una muestra de coraje ante Lituania en el partido por el tercer puesto y una vez más demostraron que eran únicos y especiales. No sólo por el juego, también por los recuerdos.  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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