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Michael Jordan es un ícono mundial y dentro del ambiente del deporte no hay quien no lo conozca. Desde España hasta China y Colombia, el número 23 deleitó al planeta entero con títulos, volcadas y acrobáticas acciones. Sus epopeyas todavía son narradas y cada día su figura se acrecienta como una verdadera deidad.

Con el documental de The Last Dance también las nuevas generaciones pudieron conocerlo y entender por qué su estatua sigue erigida. Y no solo eso, también la saga sirvió para que diferentes figuras de otros deportes se animen a contar sus experiencias con el escolta.

Uno de esos fue Gonzalo Quesada, entrenador del Stade Francais de Europa. Corría el 2015 y los franceses habían salido campeones tras ocho años de sequedad. Luego del título, el técnico y su equipo se fueron a festejar a un boliche de París. Entre copas, risas y delirio, el argentino se encontró al más grande de todos los tiempos, que estaba en la ciudad por motivos de promoción con Nike.

“Estaba en una zona cercana a la nuestra. De golpe nos presenta el dueño del boliche. Me dice que quería que lo conozca. Me tiró tantas flores el tipo que le dije a Jordan: ´No me puedo sacar fotos con vos ni darte autógrafos´. Se cagó de risa Michael. Le terminé diciendo que conocía su carrera, lo que había marcado para nuestra generación y lo que hicieron con los Bulls”, recordó el exapertura del seleccionado argentino de rugby.

Luego la noche iba cayendo y Quesada y algunos de los jugadores se encontraban afuera del boliche. De repente apareció el basquetbolista de 1.98 metros. “Al rato estaba afuera y salió Jordan. Él me saludo y nos pusimos a hablar de nuevo. Le podría haber pedido una foto de recuerdo, pero nunca se me cruzó hacerlo”, finalizó el rugbier sin evitar las risas. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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