NBA

La aparición del cuatro creador y su impacto global

10:17 19/06/2015 | Un repaso sobre la nueva función del ala pivote en los equipos de elite y como esto puede repercutir en el contexto de nuestro básquet.

Green, emblema del cuatro creador.

Hay pocos deportes con una actualización constante como la que tiene el básquet. Ya sea en términos de cambios de reglas, distintos formatos de competencia o como analizaremos en este caso, de funciones de juego, el básquet vive mutando a una velocidad a la que no es fácil mantenerle el ritmo. 

Generalmente, aunque hay algunas excepciones, la NBA es pionera de muchas de estas modificaciones, sobre todo en términos de lo estrictamente relacionado a lo táctico. Hace algunos años que allí se vive una revolución estadística, que ha cambiado por completo el panorama de la competencia. Es cierto, los números siempre tuvieron su lugar en la NBA, pero nunca al nivel extremo de hoy en día. 

Pero lo más importante es lo que esos números han descubierto: la importancia de la velocidad de juego, la elección cada vez más marcada por formaciones pequeñas y el intento de eliminar cualquier ofensiva que termine en un doble largo, son algunos de los puntos que las estadísticas analíticas han impuesto. Puede que sean factores conocidos hace tiempo, pero hoy no sólo son considerados como ideales a tener en cuenta, sino más bien como objetivos imposibles de eludir en la búsqueda de un equipo exitoso.

Todavía hay quienes combaten contra estas nuevas normas, como los Memphis Grizzlies por nombrar uno, o estrellas que van contra la lógica del "doble largo es el tiro menos efectivo del básquet" como LaMarcus Aldridge, pero cada vez se encuentran más sólos en un escenario que ha cambiado a un ritmo inusitado en los últimos años.

Así como ese nuevo estilo ha llevado a nuevas funciones a las que ya aludiremos, también ha puesto en peligro de extinción a otras: las estrellas que abusan del 1 vs 1 son cada vez peor vistas y los jugadores con un buen juego de espaldas se pueden contar con los dedos de las manos. Los números han indicado que llevar la bola al poste bajo es poco redituable y tanto los jugadores como los equipos se han mostrado predispuestos a escuchar esa recomendación analítica.

Después del título de los Spurs, sólo se hablaba de su movimiento de pelota excepcional. Hoy, con el éxito de los Warriors y de otros conjuntos similares, a ese juego de pases que sigue siendo muy valorado, se le han agregado otras palabras claves: triples, velocidad, versatilidad. ¿Es una forma de jugar que ha llegado para quedarse? Difícil de saberlo a esta altura, pero por distintos factores, algunos de los cuales ya nombramos, todo indicaría que sí.

Ahora bien, previamente hablamos de las nuevas funciones dentro de ese contexto de juego y específicamente vamos a hablar del puesto de ala pivote. Mientras que las tareas de escoltas, aleros y pivotes siguen siendo similares por años, y ya se ha hablado mucho del rol más anotador que tienen hoy los bases, la clave para entender el nuevo presente de la elite basquetbolística tiene que ver con la figura emergente del cuatro creador.

Hasta hace poco, un ala pivote normalmente era definidor (rebotero, duro, jugador de zona pintada) o tirador (abierto en el perímetro). Sin embargo, hoy la figura del cuatro creador, parece tomar cada vez más fuerza. ¿De qué se trata? De un jugador que sea un enlace perfecto entre el perímetro y la zona pintada. Ya no se pueden separar las posiciones en tres externos y dos internos, sino que el cuatro, en muchos casos, es un nexo entre ambos sectores, capaz de colaborar dentro de ambos.

¿Qué se busca de un ala pivote creador? Por empezar, la altura ya no es tan importante, como lo es que sea fuerte y veloz, para poder darle al equipo versatilidad defensiva, siendo capaz de marcar tanto adentro como afuera. Además, en el otro costado tiene que tener un buen juego de cara al aro, pero no necesariamente ser un tirador a pie firme, sino alguien capaz de poner la bola en el suelo para penetrar, lanzar o descargar para un compañero. La famosa triple amenaza.

Los ejemplos de esta clase de jugadores en el Mundo son cada vez más comunes. En la NBA lo vimos sin ir más lejos con los Warriors, con Draymond Green y más tarde usando en esa función al MVP de las finales, Andre Iguodala. En la Euroliga la historia no es distinta: Nemanja Bjelica se quedó con el MVP, cumpliendo con varias de las características nombradas.

Tomemos a Green como ejemplo. Jugando de alero las dos temporadas anteriores, no sobresalió. Es bajo, sin gran capacidad atlética, tiro demasiado seguro o un manejo avanzado. Sin embargo, el movimiento a ala pivote le cambió la vida, pasando de ser un suplente sin muchos minutos a una estrella del campeón. El pasar a enfrentar jugadores más lentos explotó su capacidad creativa, no sólo para sumar sus puntos, sino también para hacer jugar al resto. Hubo un riesgo importante (en la serie contra Memphis daba unos 15 centímetros de ventaja ante Gasol), pero a la larga, resultados netamente favorables para él y sus compañeros.

De todas formas, probablemente no le daríamos tanta atención a este nuevo fenómeno si no representará un posible impacto para el básquet argentino. La realidad es que el puesto de ala pivote, más allá de las obvias excepciones, es un lugar donde no han surgido demasiadas variantes en los últimos años por una simple razón: aquel que es más alto de 2,04 juega de pivote y aquel que está alrededor de los 2 metros, se lo cree demasiado bajo y se lo intenta transformar en alero.

Una buena noticia: si la tendencia a achicar las formaciones, apostando por quintetos más bajos pero dinámicos se extiende al básquet FIBA (como probablemente lo hará), Argentina podría verse beneficiado. La realidad es que el perfil del ala pivote creador es mucho más sencillo de conseguir en nuestro escenario que el del cuatro enorme o alto y con buen tiro.

Jugadores como Gabriel Deck o Juan Pablo Vaulet, por sólo nombrar dos de nuestro medio local, tienen el material necesario para transformarse en ese molde de jugador. Velocidad, versatilidad defensiva y buena creación desde el drible en ataque. Hoy todavía creemos, probablemente con razón, que a nivel internacional darían ventajas físicas jugando como ala pivotes, pero quizá deberíamos preguntarnos ¿en qué situación?... ¿en un constante 1 vs 1 en el poste bajo qué parece estar en decadencia?

La velocidad y la versatilidad defensiva es cada vez más valorada. Mientras que el individualismo está mal visto en ataque hace tiempo, también comienza a estarlo en defensa. Está demostrado que un jugador de 2,10 no tiene porque dominar a uno de 2 metros. Con ayudas, atrapes, cambios y doblajes no sólo se genera una reacción en bloque que puede generar otra situación venerada por las estadísticas analíticas como el robo de pelota, sino que además ayuda a esconder emparejamientos físicos o atléticos desfavorables, como sería en nuestro caso un ala pivote sin gran altura. El ideal: buscar movimientos interconectados entre los cinco marcadores, donde la defensa sea una suma de partes.

En ataque las ventajas son obvias: cuantos más jugadores capaces de crear con el balón se tengan, más variantes se poseen y por lo tanto, más difícil será marcar para el rival. Que aleros naturales como John De Groat o Federico Aguerre tengan el aporte que tienen jugando como ala pivotes, no es casualidad ni mucho menos.

En resumen, la frase de que todo ya está inventado no corre en el básquet. Todo aquel que pretenda mantenerse competitivo tendrá que, sin perder su esencia, estar atento a los cambios y a las actualizaciones del juego. Especialmente a aquellas que por las características de sus jugadores, podrían darle una mano importante...

 

Juan Estévez
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @JuanEstevez90
 

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