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Los primeros años de Jason Kidd en la NBA, con la camiseta de Dallas Mavericks, fueron positivos, pero al mismo tiempo estuvieron repletos de aprendizajes que lo obligaron a cambiar su mentalidad y su forma de pensar. Tras dos temporadas en el básquet universitario (Universidad de California), llegaba a la NBA como una de las grandes promesas y de los dominadores de la categoría.

Sin embargo, Gary Payton fue quien le bajó los humos y rápidamente lo hizo entrar en razón. Estaba en la NBA, no en la NCAA. "Oh, hubo lágrimas. Mis padres me preguntaban que qué me pasaba y yo les decía que tenía que dedicarme a otro deporte, porque el baloncesto no se me daba tan bien como pensaba. Él no me dejaba anotar. Antes me decía que no iba a anotar... que era blando y que no era lo suficientemente bueno. Para mí, que había sido una estrella de instituto y todo lo demás, era difícil de asimilar, una cura de humildad. Era cuestión de dejarlo o dar un paso adelante y tratar de encontrar la manera de enfrentarme a él", confesó Jason Kidd en una entrevista con ESPN.

Está claro que el base pudo sobrepasar esa barrera inicial y encontrar la forma para encajar, para transformarse en uno de los grandes armadores de la historia. De hecho, a lo largo de sus 19 años de carrera ganó un anillo (2010/11 con Dallas) y se transformó en el segundo máximo asistidor de la NBA (12.091), por detrás de John Stockton; también es el tercer jugador con mayor cantidad de triples dobles (107).

Gary Payton y Jason Kidd tienen las mismas raíces, Oakland, y con el paso del tiempo y de los enfrentamientos, se terminaron convirtiendo en buenos amigos. También compartieron el equipo estadounidense que se coronó campeón en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. A un punto tal llega el compañerismo, que el Guante será el encargado de introducir a Kidd en el Salon de la Fama, el 7 de septiembre en Springfield, Massachussetts.