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La noche ya era tarde y Kobe Bryant estaba cansado, venía de meterle dobles, triples y libres a mansalva a Dallas Mavericks, totalizando 62 puntos y un partido para la historia. Su mirada asesina había liquidado las aspiraciones del conjunto texano y él estaba descansando en el banco de suplentes con su tarea cumplida, ya que Los Angeles Lakers le había propinado una paliza de los de Rick Carlisle. 

A pesar de eso, Bryan Shaw se acercó a la silla donde estaba sentado Kobe y le dijo: "El entrenador (Phil Jackson) quiere saber si querés entrar algunos minutos del último cuarto para llegar a los 70 puntos". Cualquiera en su sano juicio hubiera aceptado la propuesta, pero Bryant, indiferente, rechazó la invitación argumentando que lo iba a conseguir en otra ocasión. El asistente no entendía la decisión de Bryant. "Tenés la chance de llegar a 70, ¿cuántas personas pueden decir que anotaron 70? Jugá un rato, meté ocho tantos y salí del partido", expresó convincente.

Pero Kobe, fiel a su estilo, se mantuvo firme en su pensamiento y confió en él hasta tal punto que comentó: "Lo voy a hacer cuando realmente lo necesitemos. Anotaré esos 70 puntos cuando realmente hagan falta. Me siento como si pudiera tener un juego así de nuevo", comentó el de Lakers, haciéndole caso a su intuición para decirle que no a un canto de sirenas que quizás nunca llegaría de nuevo.

Un mes después, Los Angeles Lakers se enfrentaban a Toronto Raptors en lo que parecía un partido más de temporada regular. Todo cambió cuando Bryant empezó a encenderse. Triples por aquí, volcadas por allá y una mirada asesina que ningún rival quería comenzar a ver. Primero llegaron los 20 puntos, luego los 40 y finalmente los 60. El número ocho estaba otra vez ante la oportunidad de llegar a las 70 unidades.

Esta vez el partido lo demandaba y Raptors llevaría a las cuerdas a Lakers hasta el último minuto, por lo que Kobe sacó a relucir todo su arsenal ofensivo, festejando cada tanto con el puño cerrado ante sus compañeros y convirtiendo 28 puntos en el cuarto periodo. Finalmente, el número ocho terminó consiguiendo 81 puntos y su equipo se llevó la victoria, pero lo más destacable fue la mentalidad de Bryant, su ambición, su inconformismo y la creencia de que su juego siempre subiría hasta el próximo nivel. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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