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A lo largo de su carrera deportiva, Seth Curry tuvo que convivir con dos sombras bastante grandes: la primera fue la de Dell, su padre y uno de los mejores tiradores de la NBA en la década del noventa. La segunda, incluso más grande, es la de su hermano Steph. Con la consolidación de este último como una de las máximas figuras de la competencia, el mote de "hermano de" se hizo cada vez más complicado de borrar. Sin embargo, a base de esfuerzo y talento fue capaz de despegarse de eso y hoy es una pieza muy valiosa en un equipo competitivo como los Dallas Mavericks.

Luego de pasar por la Universidad de Duke, Curry no logró ser drafteado y tuvo que encarar el camino más largo: a través de la G-League. Lo hizo en la filial de los Golden State Warriors, la franquicia en la que Steph ya era una estrella. Su buen rendimiento le permitió ganarse la oportunidad de debutar oficialmente en la NBA con la camiseta de los Memphis Grizzlies en la temporada 2013/14. Sin embargo, duró apenas un juego y volvió a la liga de desarrollo. Lo mismo le pasó cuando Cleveland Cavaliers lo invitó a probar suerte.

En la 2014/15, Orlando Magic le ofreció un contrato pero lo cortó antes de que llegara a disputar un juego en la NBA. Pudo hacerlo en Phoenix Suns, pero con apenas dos participaciones. Curry continuó desarrollándose en la G-League hasta que llegó el momento de consolidarse definitivamente como un jugador de un nivel superior. Fue en la 2015/16 y con la camiseta de Sacramento Kings. Como si el apellido arrastrara cualidades por sí solo, fue el triple lo que le abrió las puertas: promedió 45% de acierto en 44 encuentros.

Desde ese entonces, Seth jamás ha bajado del 40% de efectividad con su tiro exterior. Lo más impresionante es que sus lanzamientos han aumentado con el paso del tiempo. Pasó por Dallas Mavericks, fue un actor muy importante en el reparto de los Portland Trail Blazers que llegaron a las Finales de Conferencia de 2019 ante los Warriors de su hermano y volvió a los texanos, con los que ha promediado 5 triples por choque con un porcentaje de acierto del 45,2% en la 2019/20.

En esta, quizás la mejor campaña de su carrera, ha concretado todo lo que insinuaba y se convirtió en un componente imprescindible del que ha sido el ataque con la mejor eficiciencia ofensiva de todos los tiempos. Los Mavericks descansan en su capacidad para revolucionar la ofensiva desde su tiro y Curry, un verdadero luchador, sabe que todo se lo debe a su trabajo y no a su nombre.