NBA

De millonario a mendigo: la historia de David Harrison

17:05 14/03/2015 | La historia de David Harrison, quien alguna vez se destacara como figura joven de los Pacers, pero que por malas decisiones, terminó quebrado.

David Harrison, de lo más alto a lo más bajo en menos de una década.

Fue una estrella en el Instituto, dos veces elegido Mr. Basketball en Tennessee. También brilló después en la Universidad (Colorado), haciéndose un nombre y llegando a ser elegido en la primera ronda del Draft (2004), por Indiana Pacers, franquicia con la que compitió en la mejor liga del planeta.

Sin embargo nueve años más tarde, David Harrison no tenía fondos en su tarjeta de crédito para pagarle un menú a su hijo en un McDonald’s. Su vida había caído en picada.

En un sensacional artículo de Marc J. Spears en Yahoo! Sports, se da a conocer la historia de este pívot, enormemente inteligente según reconoce uno de sus técnicos, Rick Carlisle, pero que no supo gestionar bien su carrera. "Me encantó entrenarle, es un gran competidor. Un chico complejo pero abierto a la comunicación y extremadamente listo", reseñaba el hoy entrenador de los Mavs.

Ya en su primer año fue parte involucrada en la célebre batalla del Palace, punto de inflexión en la historia de la Liga. Pero tras unos años en los que tuvo cierta sintonía con Carlisle, su estancia a las órdenes de Jim O’Brien le marcó negativamente. "Fue la peor etapa de mi vida. Pedí ser traspasado o enviado a la D-League, pero no sucedió. No le apunto directamente como causante de lo que me pasó pero él no quería que tuviera éxito", señala Harrison.

El ex jugador reconoce que comenzó a consumir marihuana de forma muy habitual en esa época debido a su falta de entendimiento con el técnico. Al término del curso 2007-08 se convirtió en agente libre… y nunca más jugó en la NBA. Desde entonces, tres años en China y un último acercamiento al profesionalismo estadounidense en la Liga de Verano de 2012, con Dallas. "Ahora, con 32 años, no habría hecho muchas de las cosas que hice con 24. Y si las hice pido perdón por ello", expone Harrison.

Las dificultades económicas tras dejar la NBA, no saber gestionar sus ganancias, le llevaron a una situación muy complicada. En Indianápolis se le denegó la tarjeta de crédito al ir a comprar un mení a su hijo, de cuatro años, en un McDonald’s. Y ahí tocó fondo. El gerente reconoció a Harrison, le invitó al menú y le ofreció trabajo allí para ayudarle. "Estaba avergonzado pensando dónde podía haber estado en la vida. Pero todo el mundo tiene que salir adelante, a mis niños no les preocupa dónde trabaje, sino comer. Necesitaba el dinero".

A pesar de que no estuvo mucho tiempo en la cadena comercial, Harrison confía en poder encontrar el rumbo. "Confío en mí mismo, no tengo esperanzas de jugar al baloncesto pero sí en tener el apoyo de mi familia".

El de Harrison es sólo uno de los casos de deportistas jóvenes que llegan a la mejor liga del mundo pero después, por diferentes motivos, no logran asentarse en ella y, lo peor, no saben sacar sus vidas de una espiral de negatividad. Juguetes rotos hasta que, años después, descubren que lo son.

 
Fuente: 
kiaenzona.com

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