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"Tengo que hacer un juicio en términos del deseo. Y, honestamente, no puedo decir que estará allí cada vez que entro a la cancha. Siempre he estado seguro de eso. No quiero engañarme a mí mismo al entrar en una situación sabiendo que no estoy al máximo de mis posibilidades mentalmente. Este es un momento perfecto para que me aleje del juego. Estoy en paz con eso." Ante la presencia del dueño de los Chicago Bulls Jerry Reinsdorf, del Comisionado David Stern y de 800 periodistas, Michael Jordan anunciaba el 6 de febrero de 1993 su retiro del básquet profesional.

No sería el último, ya que lo haría dos veces más en los siguientes años. Sin embargo, este impactaba de lleno en el mundo del deporte por lo inesperado. Jordan era la principal estrella de la NBA y su equipo, los Chicago Bulls, habían ganado los últimos tres campeonatos. La liga quedaba huerfana ante la partida de su mayor exponente, quien meses después del asesinato de su padre decidía colgar las zapatillas y agarrar el bate de béisbol. El distanciamiento duró dos temporadas, en las que Houston Rockets aprovechó para hacer lo que ningún otro equipo pudo hacer durante la presencia del 23 en los años noventa: quedarse con el título. En este caso, fueron dos.

El 18 de marzo de 1995, un comunicado volvía a conmocionar la actualidad de la competición. En él, Jordan expresó con dos palabras lo que todos los fanáticos necesitaban leer: "I'm back". Un día después, se haría realidad el regreso del escolta a las canchas. Fue ante Indiana Pacers en el Market Square Arena de Indianápolis. La realidad de los Bulls era muy distinta a la de dos años atrás. Si bien eran un equipo que peleaba por entrar a la postemporada, habían dejado de ser tan dominantes. Scottie Pippen era la figura de un plantel que festejaba el retorno de su líder.

En aquel partido, MJ vistió el dorsal 45 por primera vez en su carrera profesional. El mítico 23 había sido colgado de las vigas del United Center y él, en busca de un nuevo comienzo, eligió la camiseta que tanto había anhelado durante su infancia.

El encuentro rompió un récord de audiencia: 35 millones de personas lo vieron a través de la televisación nacional. Hasta el momento, ningún partido de temporada regular lo ha podido superar. Jordan finalizó con 19 puntos, 6 rebotes, 6 asistencias y 3 robos en 43 minutos de juego y los Pacers se quedaron con el triunfo por 103-96. Sin embargo, la narrativa de aquella noche apuntaba hacia otro lado: Su Alteza estaba de vuelta y, muy pronto, iba a reclamar lo que le pertenecía.

Leandro Carranza/[email protected]
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