ACB 2014/15

Baloncesto Sevilla puede desaparecer tras varios fraudes

11:58 14/06/2015 | El club está sumergido en una profunda crisis institucional y económica, y necesita que aparezca un comprador solvente antes de fin de mes. La historia.

José Luis Galilea, presidente del Baloncesto Sevilla.
La Liga ACB de España está en su recta final y tiene al poderoso Real Madrid, con Andrés Nocioni, como uno de sus finalistas. Allí podrían sumarse Barcelona o Unicaja Málaga, otros con buena billetera. Pero no todo es oro en la competencia española. Hay clubes que sufren para mantenerse. Y uno que tiene el respirador artificial conectado a la espera de seguir existiendo. 
 
Se trata del Baloncesto Sevilla, antes Cajasol y previamente Caja San Fernando. Tras 28 años de historia, el club por donde pasó Marcos Mata en la temporada 2013/2014 está cerca de la desaparición después de un camino lleno de fraudes y problemas económicos. El sitio El Mundo explica las increíbles situaciones por las que tuvo que pasar la institución, y a continuación reproducimos el artículo
 
“Sevilla, el lado sórdido del baloncesto español”
 
Hace un año, CaixaBank vendió el Baloncesto Sevilla a Jeffrey Meythaler, ignoto dueño del ignoto fondo Jefferson Capital, por un euro. Un año después, CaixaBank se ha tenido que gastar 3,6 millones para evitar la quiebra del Baloncesto Sevilla, recuperar su propiedad y otorgarle una última oportunidad. El club tiene hasta final de este mes para encontrar un comprador, esta vez solvente. Si no, se acabó.
 
"Lo único que nos hace ser optimistas es que, si el club no ha muerto ya, con los atropellos que ha sufrido este año, tal vez pueda resistir todo", dicen fuentes de la entidad, que detallaron a EL MUNDO el tortuoso disparate vivido desde la entrada en escena de Meythaler y compañía.
 
El 13 de junio de 2014, quedó sellada en la notaría de Javier Feás, en la Plaza de Cuba, la transacción del Baloncesto Sevilla. El club pasaba de las manos de CaixaBank, que cumplía su deseo de quedarse sólo en patrocinador, a las de Meythaler, que presentó como su hombre en España al ex jugador del Barcelona José Luis Galilea, nombrado director general y deportivo del club.
 
El precio de la transacción de un club sin deuda, con su canon en la ACB al día y hasta con patrimonio inmobiliario quedó fijado en un euro. CaixaBank, además, garantizaba un generoso patrocinio por tres años, de 4,9 millones de euros (dos millones el primero, 1,6 el segundo y 1,3 el último), aunque "con condiciones suspensivas". El banco se reservaba, por ejemplo, la opción de pedir la devolución del patrocinio si Meythaler "no depositaba 500.000 euros anuales al capital social de la entidad".
 
Meythaler no invertiría ni un solo céntimo. Al contrario, desde muy pronto los trabajadores del club se encontraron frente a prácticas de lo más sospechosas de su nuevo jefe. Meythaler, que decía manejar en Estados Unidos un fondo que movía "60 millones de euros", se trasladó a vivir a Sevilla. Junto a su mujer y sus dos hijos, lo hicieron en un piso alquilado a la diseñadora Vicky Martín Berrocal, por 2.300 euros al mes. El club corría con los gastos, decoración incluida.
 
También se ocupaba el club de los viajes y las dietas de la familia Meythaler, que solía adelantarse algunos días al equipo en los partidos de la Eurocup, para disfrutar mejor la ciudad correspondiente. "Le pagamos las vacaciones de su vida", dicen desde la entidad. El sonrojo, sin embargo, dio paso a algo más grave. El club comenzó a recibir facturas de empresas vinculadas al dueño por causas de lo más peregrinas.
 
Y a todo esto, la caja se iba quedando seca. El optimista plan de negocio diseñado por el director general, Galilea, se desveló fallido. Ni llegaron los patrocinadores adicionales previstos (1,5 millones presupuestados) ni decisiones como la de inflar el precio de los palcos Vips (que pasaron de 1.960 euros a ¡18.500!) tuvieron mayor fortuna. "Es fácil recordar los que vendimos: cero". El resultado es que, en septiembre, los jugadores sufrieron los primeros retrasos en los pagos y que, en diciembre, ya se habían comido todo el patrocinio de CaixaBank (2 millones). El club estaba en causa de liquidación.
 
En aquel momento Fernando Moral, presidente casi sin funciones, orillado por Meythaler y Galilea, dio un paso al frente. Fue él quien envió las primeras señales de alarma al banco, que llamó a capítulo a Meythaler. Para entonces, el timo clamaba al cielo. Lejos de cumplir con la ampliación de capital de 500.000 euros que firmó, lo que hizo el americano fue todo lo contrario: una reducción de capital.
 
El banco convocó a Meythaler a una reunión de urgencia en sus oficinas de Barcelona, en la que corrigieron con una adenda su contrato: CaixaBank recuperaría la propiedad entre el 1 y 15 de julio de 2015 si Meythaler no cumplía con su inversión... que se elevaba a los 3 millones de euros. El empresario la firmó sin inmutarse. Y en Navidad agarró a su familia, la montó en un avión y volvió a Estados Unidos sin decir buenas tardes.
 
Al frente del club quedó José Luis Galilea, cuya primera experiencia como director general no ha podido resultar más convulsa. Galilea firmó un contrato de tres años y 100.000 euros por curso. Entre otros, añadió al director de márketing Paco Viudes, con un sueldo de 78.000 euros. Ambos prometieron nuevos contratos de patrocinio. No consiguieron ninguno. Al contrario, rompieron los lazos con la Diputación y el Ayuntamiento. Con aquella rechazaron su residencia para la cantera, que ahora le cuesta al club 90.000 euros al año. Un impago al Consistorio derivó en un enfrentamiento agrio, que llevó a que incluso éste cambiara las cerraduras al pabellón, que el equipo se encontró cerrado al ir a entrenar. Galilea repudia ahora públicamente a Meythaler.
 
La broma, en suma, le ha salido cara a CaixaBank. Tras verse obligado a coger de nuevo el timón, el banco tuvo que adelantar el presupuesto de la siguiente temporada, 1,6 millones. En total, 3,6 millones, 100.000 euros más de los invertidos en el anterior curso con un equipo que jugó playoffs. Porque, a todo esto, el equipo estaba hecho una ruina, colista y directo al descenso. Al menos esa muerte sí la consiguió evitar el Baloncesto Sevilla.
 
Fuente: 
El Mundo

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