Gimnasia de Comodoro ha logrado sostener un proyecto serio de largo plazo y ha sabido reacomodarse ante la salida de varios de los referentes iniciales. Para esta temporada 2018/19 ese valor se expenenció: la perdurabilidad de la base del plantel potenció la consolidación de la química y de los lineamientos del estilo de juego propuesto por Martín Villagrán y su staff técnico.
Los pilares Diego Romero y Juan Manuel Rivero renovaron rápidamente su vínculo con la institución patagónica y se sumaron a cuatro jugadores que tenían contrato asegurado: Eloy Vargas, Manuel Buendía, Yoanki Mensia y Franco Giorgetti. A ellos se sumaron Lucas Pérez, Sebastián Vega, Dwight Lewis y Jaqhawn Walters. Así encararon el Súper 20: quedaron segundos en el Grupo D (récord 5-3), pero fueron eliminados por Ferro en el primer cruce (0-2 en la serie).
El Verde patagónico llegó a la Liga Nacional con ese antecedente y con cierta ineficacia en la faceta ofensiva del juego, en donde en términos generales no lograron un gran volumen de juego. Pero rápidamente pudieron subsanar ese déficit, porque contaron con un plus inicial que los puso un escalón por encima de la gran mayoría de equipos: no necesitaron tiempo de adaptación porque la línea de juego, a partir del entrenador y los principales referentes, ya estaba consolidada.
Metieron un récord 7-2 en los primeros nueve compromisos que tuvieron en la Liga, lapso en el que además se configuró la mejor racha ganador del equipo: seis triunfos al hilo (Bahía x2, Quilmes, Estudiantes, Atenas y San Martín). De esta manera, rápidamente se encaramaron dentro del Top 6 de la tabla de posiciones, un selecto grupo del cual nunca se bajaron a lo largo de toda la fase regular. Jaqhawn Walters no cumplió con las expectativas y rápidamente fue cortado.
El Socios Fundadores fue una fortaleza durante la primera etapa de la temporada: nueve triunfos de Gimnasia en nueve presentaciones. Pero esa inexpugnabilidad se perdió en el segundo tramo de la competencia, en el que lograron un récord 6-4. Durante ese lapso sufrieron tres caídas seguidas en su casa (Regatas, Libertad y Quimsa), la peor racha de derrotas en toda la fase regular. El club aprovechó el receso por la sexta ventana FIBA para realizar una modificación en el plantel: cortaron a Lucas Pérez y ficharon a Jonatan Treise.
El saldo total de la fase regular fue enormemente positivo: finalizaron en el tercer puesto de la tabla de posiciones con un récord 23-15, solamente por debajo de San Lorenzo e Instituto de Córdoba. Su fortaleza estuvo en la rotación y en el aporte colectivo por sobre las individualidades, pero la tarea de Eloy Vargas fue sumamente destacada, a un punto tal que el dominicano fue elegido como el mejor pivote de la competencia. Fue el máximo rebotero de la fase regular y también se metió dentro del Top 10 de goleadores y de taponadores.
Vargas fue el pilar interior, pero también contaron con un perímetro picante y con mucho gol desde el triple, con grandes exponentes en Pitu Rivero, Treise, Manuel Buendía. Justamente la posición del base fue la que le dio dolores de cabeza a Villagrán sobre el cierre de la temporada regular: Buendía sufrió una fractura del séptimo arco costal izquierdo y ya no pudo volver al equipo. Su primer reemplazante fue Diego Kapelan, pero fue cortado antes de los playoffs y en su lugar llegó Juan Coronado. El dato de color radica en que ese fue el primer momento de la temporada en la que Gimnasia tuvo completas todas sus fichas mayores.
El destino quiso que el 14° preclasificado y su rival de octavos de final haya sido La Unión de Formosa, el único equipo que le había ganado los dos juegos de la fase regular. La misma tendencia se mantuvo en los playoffs, en donde los formoseños dominaron a lo largo de la serie y supieron limitar las armas Gimnasia. Para colmo de males, Coronado sufrió una lesión grave y resintió a un equipo que se quedó corto en la etapa decisiva del torneo. Así, los patagónicos se quedaron con gusto a poco en la temporada que marcó el centenario de la institución. El final llegó rápido en los playoffs, pero eso no debería empañar una de las mejores temporadas regulares de un club que tiene el Norte claro, que va más allá de una victoria o una derrota.
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