Cuando se habla de los mejores jugadores de la NBA se mencionan los nombres de LeBron James y de Kevin Durant, lógica pura si tomamos en cuenta sus antecedentes y lo que hicieron con sus equipos.
Carismáticos, ganadores, líderes por naturaleza, pero obviamente generadores de resultados, es decir por llevar lo más lejos posible a sus equipos en la postemporada.
Obviamente que Carmelo Anthony no figura en el top, y las pruebas están a la vista. Desde que llegó a la NBA en el draft de 2003, compartiendo generación con jugadores del calibre del mismo James, Dwyane Wade, Chris Bosh o David West, solo por eso su talento quedó fuera de toda duda.
A lo largo de sus 11 temporadas siempre ha promediado más de 20 puntos por noche (25,7 puntos y 7,3 rebotes son los números que luce hasta la fecha). Ha sido siete veces All Star y, salvo este último curso, nunca ha faltado a la cita con los Playoffs como líder indiscutible de sus equipos (Denver Nuggets hasta febrero de 2011 y New York Knicks desde entonces).
Sin embargo, parece haber perdido su escalafón en el Olimpo de las superestrellas NBA. A la hora de elegir entre cuál es el mejor jugador de la actualidad, únicamente salen dos nombres a la palestra: LeBron y Durant. 'Melo' parece haber sido relegado a un segundo plano. Como ejemplo puede servir el ránking que antes del arranque de cada temporada elabora la prestigiosa revista "Sporsts Illustrated", la Biblia del deporte estadounidense: en él, Carmelo queda relegado del Top-10, ocupando la undécima posición.
"Creo que soy la superestrella más infravalorada, pero eso no me preocupa", reconoce el alero. "Personalmente sé que me encuentro ahí (entre los mejores). Estos analistas puede que nunca logren nada. Simplemente se sientan y escriben artículos sobre lo que ven. Hacen de nuestro trabajo en la cancha un modo de vida. Pero eso a mí no me importa", insiste. "Sé de lo que soy capaz de hacer y lo regular que he sido a lo largo de mi carrera. Voy a seguir haciendo mi trabajo pese a que ganemos, perdamos o empatemos. Hacerlo lo mejor que pueda", cuenta el jugador a Chris Broussard, periodista de ESPN.
No obstante, poco después, el jugador matizó sus palabras y explicó que estas habían sido malinterpretadas. Steve Popper, columnista de los Knicks, explicó que Carmelo "no se considera una estrella infravalorada", además de destacar que nunca ha querido insultar a los periodistas que siguen la actualidad del equipo del Madison Square Garden.
Dejando al margen este malentendido, lo cierto es que no hay mejor manera de ganarse el respeto general que ganando un anillo, su gran asignatura pendiente (únicamente ha disputado una sola final de Conferencia, la del Oeste en 2009 con Denver).
Por ello decidió convertirse en agente libre esta temporada para poco después y convencido por Phil Jackson (el nuevo presidente de los Knicks) renovar por los neoyorquinos a razón de 124 millones de dólares para los próximos cinco años. "Tenía un asunto por terminar aquí en Nueva York", anunció a principios de esta semana durante el Media Day de la franquicia. Recién cumplidos los 30, afronta la misión más complicada e importante de su vida deportiva. El premio merece la pena.