La Liga 2017/18

Adaptación y progreso, las claves del MVP de la Liga Nacional

18:51 09/05/2018 | Gabriel Deck tuvo que cambiar buena parte de su juego para ser el jugador que es hoy: MVP de la Liga y pretendido por equipos de la NBA.

La premiación de este miércoles fue una simple confirmación para una realidad insoslayable desde hace por lo menos, dos temporadas: Gabriel Deck es el jugador más determinante y dominante de la Liga Nacional. El año pasado el MVP se lo llevó Dar Tucker, pero al verlos como compañeros en la actual 2017/18, quedó claro que el ala pivote está (y estaba) un escalón por encima del norteamericano. Y de cualquier otro protagonista de la Liga, por supuesto.

Si bien probablemente tenga compañeros o rivales en la competencia con un mayor talento técnico o físico, Deck ha conseguido una combinación que pocos logran y que lo ha catapultado a este lugar de privilegio: a toda la enorme fortaleza mental que siempre tuvo, le agregó una adaptación perfecta para lo que hoy se precisa de un jugador de sus características y posición.

Cuando el santiagueño comenzó a aparecer como un proyecto de crack, con tan solo 15 años, jugaba un básquet completamente diferente: su físico era distinto y se movía básicamente cerca del aro, incluso jugando de espaldas en el poste bajo. Sin embargo, estaba claro que su estatura no le iba a permitir seguir dominando en ese rol como lo hacía en juveniles y por ende, comenzó con una transición prolongada, pero más que necesaria.

La transformación de Deck no fue sencilla y durante un tiempo, parecía haberse estancado en su desarrollo. Se seguía esperando el salto de calidad de aquella joya de 15 años y el mismo no aparecía. Pero los cambios graduales no siempre son perceptibles a simple vista y poco a poco, el chico de Colonia Dora fue consiguiendo sus objetivos.

Tras superar algunas lesiones que lo tuvieron a maltraer, mejoró su físico, ganando velocidad y explosión. Esto le permitió jugar más tiempo en el perímetro, donde a la vez fue mostrando un mejor manejo de pelota y eventualmente, hasta un correcto tiro de frente al aro. Deck comenzó a ver más minutos jugando como alero, en una posición donde ya se lo veía cómodo y marcando diferencias.

Y una vez que dominó ese puesto de alero, ya no hubo muchos más obstáculos para terminar de llegar a la élite de la competencia. Incluso a la larga terminó regresando a la posición de ala pivote, sobre todo desde su arribo a San Lorenzo, donde es capaz de generar mismatches constantes, con la ventaja de no sufrirlos en defensa, debido a su intensidad en la marca.

El jugador en el que se ha transformado Deck, es el ejemplo perfecto de lo que se busca en el básquet de estos tiempos, en la cada vez más importante función del 3/4: versatilidad, defensa, velocidad, creación desde el drible, rebote y tiro, más allá de que ese punto todavía debe seguir mejorándolo. Y cuando notamos que todo lo contrario sucede con el estilo con el que había arribado a escena, se termina de coronar una metamorfosis perfecta.

Gracias a los distintos formadores y entrenadores que ayudaron en su progreso, pero más que nada a su gran fuerza de voluntad, Deck es hoy un jugador sin un techo claro. Su proyección realmente no parece tener límite y su presente le alcanza para desequilibrar en una competencia muy exigente y pareja como la de nuestro país. Aún cuando puedan haber diferentes interrogantes sobre su adaptación a un primer orden mundial, estos años nos han dejado una enseñanza clara: no es sabio apostar en contra de sus chances.

 

Juan Estévez / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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