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Las diferencias entre el masculino y femenino en el ámbito deportivo han sido sustanciales desde hace tiempo y pese a que van cambiando de a poco, lejos están de igualarse en cuanto a ganancias de los protagonistas como punto de partida.

Los puristas dirán que no se pueden comparar la NBA con la WNBA, por cuestiones de marketing, audiencia, atracción de sponsors y calidad de los protagonistas. Los jugadores ganan toneladas de dinero en su contrato y bien pago lo tienen, porque esto es a oferta y demanda, puesto que mientras rindan en la cancha, sean taquilleros, el público los vitoree y su equipo, las franquicias le pondrán el dinero arriba de la mesa.

En la otra vereda la de la WNBA, la cuestión es distinta en cuanto a lo salarial, las jugadoras tienen un tope para percibir y por consiguiente muchas van a buscar el sustento fuera de EEUU en Europa, dado que ante una liga corta y un sueldo menor al de 300 mil dólares la temporada la ecuación encaja para salir a otros países, mantenerse en actividad y engrosar la cuenta bancaria.

A partir de esta situación y no dándose directamente por esto, es que Britney Grinner quedó presa en uno de sus tantos viajes a Rusia para jugar en el baloncesto europeo. Esta situación hizo alzar la voz a las jugadoras para poder pedir mayor flexibilidad en los contratos y poder ganar más acorde o al menos un poco más cerca a lo que se paga en el masculino.

Ahora otro de los disparadores de esta polémica es el cachet de Rocky, la mascota de Denver, quien percibe alrededor de 625 mil dólares anuales, sobrepasando lo que ganan las estrellas de la NBA que no puede ser mayor a los 228 mil.

La agencia Goals Women's Sports reveló que la mascota de Denver Nuggets cobra el triple que las tres mejores jugadoras de la WNBA. "Eso te dice todo lo que necesitas saber sobre cómo la industria del deporte valora a la mujer". pic.twitter.com/58yEyrSkXH

— VarskySports (@VarskySports) October 6, 2022