Tokio 2020

Luciano De Cecco, el mejor armador del mundo que coqueteó con el básquet

13:07 08/08/2021 | El seleccionado argentino de vóley consiguió la presea de bronce, un logró que emuló a lo alcanzado en Seúl 1988 y mucho tuvo que ver la magia de su estratega.

Luciano De Cecco y su historia que podría haber sido con el básquet, pero un pase truncado le dio vía libre en el vóley

El vóley masculino alcanzó el bronce en Tokio y fue un boom para ese deporte en nuestro país con un grupo de jugadores acostumbrados a jugar en el élite internacional, pero que les estaba faltando un cimbronazo deportivo para darle cuerpo a esas buenas intenciones de pelear contra potencias, pero sin un resultado que enmarque todo eso bueno. Finalmente llegó tras un partido dramático ante Brasil, un verdugo por excelencia de este grupo en diferentes torneos y la alegría corrió como un torrente en este grupo dirigido por Marcelo Méndez y capitaneados desde adentro por Luciano De Cecco.

El armador argentino de 33 años fue nombrado como el mejor en su puesto en el torneo olímpico y es uno de los mejores del mundo, desarrollando una carrera por demás exitosa a nivel clubes en el voleyball italiano. Luciano es un tocado por la varita mágica del deporte y no por desmerecer todo el esfuerzo y el empeño día a día al entrenamiento, sino que por la facilidad que tuvo siempre para practicarlos.

Cuenta la leyenda en su club Gimnasia y Esgrima de 4 de Enero y Juan De Garay, Luciano pasaba sus tardes de infancia repartiendo magia entre el básquet y el vóley. Cachete jugaba de base y disfrutaba más de encontrar a un compañero para lanzar que de probar él mismo a la canasta, aunque eso también sabía hacerlo. Siendo hijo de Graciela y Ricardo, este último jugador de Liga Nacional y actual entrenador de básquet, su futuro ligado a la pelota naranja venía derechito y con firmeza.

Antes de volver a la historia de Luciano y con un poco de actualidad en el medio, Unión de Santa Fe, ascendió a la Liga Nacional el pasado viernes y desde Tokio llegó la felicitación por el logro. Y si se nombra a Ricardo, su padre, se desprende que fue parte justamente del plantel del Tatengue cuando estuvo en la máxima categoría del básquet argentino y recientemente estuvo al frente de Colón, acérrimo rival en la Liga Argentina. Contradicciones de la vida deportiva les dicen.

 

Volviendo al protagonista de la historia, el vóley terminó imponiéndose al mandato familiar del básquet no por llevarle la contra al padre, sino porque según contó un amigo de su infancia en una nota para Voley Plus, Luciano era medio calentón, le molestaban los roces que había en el básquet y fue eso quizás un punto extra para que decida volcar toda su magia en el vóley, con la red de por medio y asistiendo con fantasía a cada uno de sus rematadores.

Ricardo expresó que Luciano siempre fue muy incentivado con el deporte y que prácticamente se crió desde la guardería en el club Gimnasia y Esgrima de Santa Fe donde practicó todas los discplinas. En cuanto al básquet estuvo reclutado en Ben Hur de Rafaela cuando estaba en la Liga Nacional y lo dirigía Facundo Müller. “Fue en la época de la inundación, no podía ir a la escuela y se fue a Rafaela, pero sufrió el desarraigo y se quiso volver. Estuvo entrenándose en Gimnasia, pero no podía conseguir el pase de Ben Hur y lo llamaron para jugar en la selección provincial de vóley y ahí fue que lo perdimos”, recordó con nostalgia y picardía su padre en una entrevista para Enganche en Página 12.

Luciano De Cecco, el crack del vóley que pudo ser del básquet, pero que por suerte vivió ligado al deporte y la celeste y blanca lo disfruta sin importar si la pelota es de color naranja y pica o tricolor volando por el aire tras los pases mágicos de Chachete, el pibe de Gimnasia y Esgrima.

Mauro Osores / [email protected]
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