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La historia oculta sobre la llegada de Leandro García Morales a Pedro Echagüe

13:25 11/11/2021 | Un pacto, una prueba y una calidad desbordada que lo llevó a ser el MVP del TNA jugando en la institución de Flores, una especie de cenicienta en aquella edición de la competencia.

Leandro García Morales, un extranjero que engalanó al TNA alguna vez (Foto: Marcos Ferreira)

En la temporada 2005/06 Pedro Echagüe estaba jugando el TNA (ahora llamado Liga Argentina), contaba con un equipo semi profesional con muchos surgidos de su cantera y algunos trabajaban y jugaban a la par. Había un extranjero que rendía lo necesario, pero que en una jornada de un codazo le rompieron la mandíbula y apareció un recambio, un uruguayo llamado Leandro García Morales, quien le cambiaría la cara al equipo y al torneo.

Germán Intonio, exentrenador de Lanús en la última temporada del Granate en la Liga Nacional, era asistente de Juan Pablo Boadaz en aquella campaña Echagüe en el TNA y quien charló con Básquet Plus para contar algunas historias del escolta uruguayo en el la institución porteña del barrio de Flores.

Un chiste y una realidad casi sin querer

"Teníamos un americano, un perimetral bien barato que nos daba los puntos que necesitaba el equipo y en un partido le rompen la mandíbula de un codazo o el tabique no recuerdo bien. Después de eso vamos a Bahía Blanca sin extranjero y la realidad es que nos faltaban jugadores para entrenar, ya que algunos no se habían podido pedir el día en sus trabajos y Juan Pablo (Boadaz) me preguntó si le podía dar una mano en cinco versus cinco.  No va que había un periodista de Bahía viendo el entreno y cuando terminó, habló con Juan y le preguntó cómo estaba el equipo y le dice "estamos bien, fichamos a un uruguayo" y eso lo decía por mí (risas) y el periodista le repreguntó '¿te parece que va a andar? ‘si, está un poco gordito, pero va a andar”.

Del chiste al hecho, hay poco trecho

Pedro Echagüe terminó su sesión de entrenamiento en Bahía y se fue al hotel, donde Boadaz recibe un llamado de la persona encargada de las contrataciones y todo lo económico del club, Jorge Antoliche. Este estaba en Uruguay y le había llegado un dato/ ofrecimiento

“Nos fuimos al hotel y lo llama Antoliche que estaba en Uruguay. Cuando cortó me dice 'me llamó Antoliche y me dijo que en Uruguay hay un jugador bueno bueno que no puede jugar ahí por un pacto de honor entre los clubes, ya que el que lo fichaba sacaba ventaja' y como el libro de pases ya estaba cerrado y venía de jugar en Italia en un club que rescindió porque no le habían pagado. Al ser barato el pasaje desde Uruguay, decimos que sí y lo hacemos venir para verlo"

Sin redes sociales a full, la recomendación personal era casi que palabra santa

Miguel Volcán Sánchez, entrenador uruguayo de dilatada trayectoria en el básquet argentino y con dos experiencias con Lanús fue un nexo. Habiendo entrenador a su hermano Sebastián en Lanús en los noventa; Germán se puso en contacto para averiguar a quien estaban trayendo y la sorpresa fue grata, dado que los elogios de Volcán a veces no eran tan fáciles de conseguir.

"En ese momento, no era el de ahora de tantas redes sociales y no sabíamos quién era. Le dije a JP si querés lo llamo a Volcán Sánchez y le pregunto. "’Es un monstruo, fichalo’  me dijo y yo me quedé porque Miguel no era de largar palabras positivas tan fácilmente, entonces le insisto en saber que hace en defensa, como se mueve y me responde '¿està para ir? fichalo, es crack'”.

La llegada del joven uruguayo a Flores y su primer atuendo de entrenamiento

"Cayó un jueves y se paró al lado de Juan Pablo con una musculosa blanca de las que usaba Anibal, el pelotazo en contra. Le dijo 'hola Juan, soy Leandro García Morales, el jugador que viene de Uruguay' 'ah ok anda a cambiarte y metete en la práctica. Leandro se quedó mirando, esperando la ropa de entrenamiento que nunca llegó y practicó con lo puesto”

"Primer pelota que toca Juan Pablo ya se dio cuenta que era distinto, a la noche me llama y me dice 'no sabes lo que es García Morales', es un desastre le pregunto y me contestó 'lo tenés que ver, armemos una sesión de tiros para mañana en Racing, ya que a la noche jugábamos con Argentino de Junín'. Fuimos a la sesión y le digo a mi hermano que le alcance la bola, yo me hago el boludo (sic) porque cuando estás en ese rol corres para todos lados para pasar la bola. No te puedo mentir que de las cinco posiciones no erraba, yo miraba para otro lado para no reírme de la incredulidad que me generaba ver el jugador que habíamos conseguido. Era admiración lo que me generaba y mi hermano que le pasaba la pelota me miraba sin creerlo" 

Scouts, caras y autoconfianza

"Hacíamos los scouts y le decíamos mira que tenés que marcar a este que hace esto y lo otro. Leandro hacía caras mientras le decíamos y en el partido su rival andaba más o menos y él la rompía. Al otro partido la misma situación y a la tercera vez jugamos contra Josi Gil y le contamos que era un jugador zurdo de Liga Nacional y Leandro otra vez hace cara y Juan Pablo le dice 'no lo vas a tener en cuenta, te va a cagar a pelotazos' y el uruguayo le responde 'no es que no lo tengo en cuenta, pero él me tiene que tener en cuenta a mí, porque yo lo voy a cagar a pelotazos"

Un viaje de línea a Neuquén. Derrota, asado y vuelta a casa

"Vamos a jugar en Neuquén un televisado y perdimos. Nosotros íbamos en micro de línea y para que él no se sienta mal le decimos 'esto se dio de viajar así por esta vez, después vamos en combi' y nos dice 'no pasa nada, yo vengo de Uruguay'. Perdemos por veinte mal, el micro de línea volvía al otro día y nos fuimos a comer un asado a la casa de Andy Garcìa, otro de los jugadores del equipo que era Neuquén”

La voz de un ganador

“A la vuelta algunos venían jugando a las cartas cagándose (sic) de risa y él estaba sentado atrás, serio, tomando mate. En un momento Andy García le dice a JP 'perdimos por veinte, pero la verdad que el grupo esta bárbaro, la pasamos bien' y de atrás se escucha 'yo para pasarla bien no vengo, quiero llegar a la final y jugar cosas importantes', se hizo un silencio y muchos pensaron este quién se cree qué es y después nos dimos cuenta que era distinto hasta en la personalidad"

La historia terminó con una campaña épica de Pedro Echagüe llegando a jugar las semifinales del torneo en cancha de Ferro ante Independiente de Neuquén, equipo campeón a la apostrofe, y Leandro García Morales fue el MVP de la competencia por escándalo con una media 23.4 puntos, llevando a un club de barrio a las puertas de la Liga Nacional, algo impensado y surrealista, pero que el talento del uruguayo hizo posible.  

Mauro Osores / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @osoresmauro

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