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La Liga Nacional de Básquet es uno de las competencias más importantes de América y temporada a temporada se pueden ver detalles evolutivos en cada partido, priorizando la táctica y el juego por conceptos de la mayoría de los basquetbolistas del certamen. Algunos conjuntos prefieren los ataques rápidos, a la vez que otros desean ofensivas más estacionadas. Cada maestro tiene su libro y las anomalías se vislumbran día a día. 

Pero, ¿cómo está parado el torneo criollo con respecto al ritmo de juego en el mundo? Para analizar esta cuestión primero hay que explicar de qué se trata ese concepto. Es la cantidad de posesiones que utiliza un conjunto durante los 40 minutos que dura un partido y sirve para comprender la eficiencia defensiva y ofensiva de una escuadra. 

La NBA es la liga que juega con más velocidad y otras competencias replican su modelo, como así también algunas se escapan de esta propuesta. Se podría decir que el torneo argentino se encuentra en el medio, con un ritmo de 74.6 en la 2020/21. Por ejemplo, la competencia de Estados Unidos posee 88.0 en ese aspecto, una media superior a las que tienen la Euroliga (69.4) y la acb (73.0). 

En el país ese ritmo es menor que en la 2019/20 e igual que en la 2018/19. En la campaña anterior el pace, que es como se conoce a este vestigio de las estadísticas avanzadas en inglés, fue de 75.6, con Bahía Basket liderando en la tabla con 83.0, y en la temporada previa bajó hasta 74.6. ¿Y en la 2017/18? Fue de 74.8, con Quilmes al frente en promedio con 77.3. 

Cada torneo lleva sus particularidades y la Liga Nacional se encuentra en un híbrido entre las principales competencias del planeta. Con Bahía Basket liderando en ritmo esta temporada con 80.0 y Gimnasia posicionándose como su némesis con 70.1, en Argentina hay espacio para cada estilo. Liebre o tortuga, elijan el que quieran. Puede ganar cualquiera.   

Ignacio Miranda/ [email protected]
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