De la prisión a la cancha, sin escalas: la experiencia random de la NBA por KCP
20:30 20/08/2022 | El nuevo escolta de los Nuggets, Kentavious Caldwell-Pope, en el 2017 jugó bajo libertad condicional y no le impidió hacerlo bien y ganar más dinero en su inmediato contrato.
La NBA y las historias policiales de los jugadores no es algo novedoso y como en cualquier deporte popular con jugadores que provienen de los barrios bajos o mejor dicho con escasa educación, suelen tener problemas a la larga fuera de la cancha, sí es que no encuentran la contención adecuada, puesto que el talento solo no alcanza.
Kentavious Caldwell-Pope, es uno de los privilegiados jugadores de la NBA que puede presumir de haber ganado un anillo y no siendo un jugador de relleno. En la burbuja del 2020, KCP fue un escolta importante viniendo desde la banca en los Lakers y pudo festejar al final del camino, mientras que mirando en perspectiva lo transitado, apenas tres años atrás estaba jugando partidos de básquet con una tobillera electrónica y un permiso especial que lo dejaba salir de su lugar de detención para entrenar y jugar en los partidos de local que disputaban los Lakers en el Staples Center.
La historia comenzó en marzo del 2017 cuando jugando para los Pistons, lo detuvieron en Michigan por conducir bajo sospecha de estar bajo influencias tóxicas y acelerando a casi una velocidad de 70 km/h en una zona donde solo estaba permitido hacerlo hasta 25. Fue declarado culpable del hecho y le dieron 12 meses de prisión en suspenso, además de obligarlo a cumplir con una probation, la cual no llevó a cabo y en tanto fue condenado a 25 días de cárcel.
En ese verano del 2017 los Lakers se hicieron con sus servicios, pero como el jugador no había cumplido con la orden de detención y drogas en la corte de Michigan, para salir a LA pidió hacer efectiva su sentencia en California, en una prisión adecuada para delincuentes de alto poder adquisitivo.
Caldwell-Pope hizo efectiva su condena en el centro de detención de Seal Beach, bajo un programa de liberación laboral que le permitía salir a trabajar con la tobillera electrónica y volver a prisión. Claro, su trabajo era ir a entrenar y jugar con los Lakers un partido de la NBA, nada mal para una persona privada de su libertad.
El escolta cumplió la condena entre diciembre del 2017 y enero del 2018, jugando solo de local y con la famosa tobillera electrónica, la cual solo vestía en los entrenamientos, puesto que para los juegos se la quitaba o al menos las fotos no dejan ver que tuviese algo en su tobillo. Aquello quedó solo en una anécdota con suerte para el jugador, puesto que su rendimiento en la cancha fue bueno (promedió 13.4 puntos, 5.2 rebotes y 2.2 asistencias) y por ende Magic Johnson como GM siguió confiando en él para las próximas temporadas y de hecho lo renovó con una extensión de contrato de 12 millones para la campaña siguiente y 16 millones en el verano previo a ser campeones en la burbuja de Orlando.
A pesar del incidente vial y su poco apego a cumplir con las sanciones, su carrera en el baloncesto no se vio afectada, lo deportivo lo sacó adelante para hoy ser parte de un equipo a priori contendiente como Denver y el recuerdo de jugar con una tobillera electrónica es solo parte del anecdotario de la NBA, donde puede pasar de todo, pero el juego nunca se va a detener.
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